Romance de la ‘Manita’
Aunque no tiene nada que ver con el golf, el interés que despierta un Madrid – Barça, en el fútbol, lo convierte en un final de semana en un Grande.Por eso, se merece un Romance.

ROMANCE DE LA MANITA
Le gritaban los culés
“Mourinho vete al teatro”
y eso que los del Barça
solo habían metido cuatro.
Luego llegó la “manita”
aunque al cabo de un buen rato,
cuando el merengue ya estaba
entregado y timorato.
De un lado a otro corrían
los del Madrid que son “gatos”
aunque no sean de nacencia
sino vecinos de paso.
Más parecía que eran liebres
huyendo de aquellos galgos
y persiguiendo a las sombras
de unos futbolistas natos.
Marrulleros, despistados,
¡los de Mouriño! está claro
se marcharon del Camp Nou
como un equipo de barrio
que no tiene buen perder
y se escuda en el escándalo.
Mucho dinero gastado,
palabras que no son datos,
mucha estrella pululando:
portadas en los diarios
y excusados por la tele,
pero el balón, ni tocarlo,
que allí estaban Villa y Messi
listos para acariciarlo
y llegar hasta Casillas
para dejarle hecho un cuadro.
Nunca antes el Madrid
había estado tan pacato:
no le pareció humillante
al portugués el mal trato,
deportivamente hablando,
recibido en aquel campo
y al hablar después del acto
parecía que había ganado.
Más la culpa es de Mourinho
y hay quien parece olvidarlo,
igual que fue Pelligrini
quien pagó el alcorconazo.
Pero Mourinho no ha sido
porque él va de sobrado,
y cuando se enfrenta a un Grande,
a la horma de su zapato,
solo tiene una respuesta:
“yo no soy el que ha fallado”.
Y si no tiene humildad
para aceptar los fracasos
nunca podrá digerir
todos esos malos tragos
y los muchos que le quedan
antes del final del año.
La UEFA le ha condenado
por tener muy poco tacto
y de nada le ha servido
contar con el Villarato,
manejar al presidente
y con él a su aparato.
MORALEJA
Hay muchos que así lo piensan:
todo lo puede el dinero,
Y en el Madrid, por lo visto,
también parecen creerlo
Florentino con la pasta
que se gastará en enero
comprará más jugadores
y traerá hasta un delantero.
Y no sabe Florentino,
aunque debería saberlo
porque más que por diablo
lo conocerá por viejo,
que hay cosas en la vida,
y es nuestro único consuelo,
que aunque pueda parecerlo,
no se compran con los euros.