Paul Casey ganó el Shell Houston Open, en Texas. Sergio fue último

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A los 31 años y después de 77 torneos, el inglés Paul Casey (-11) ganó el Shell Houston Open en Texas, en el play off a J.B. Holmes. Sergio quedó el último.

Al fin, después de 77 torneos y siete victorias, desde 2001, Paul Casey ha conseguido su primer triunfo en los Estados Unidos, en el Shell Houston Open, dotado con 5.600.000 dólares, que se ha desarrollado con la enorme incidencia del viento y las tormentas, que obligaron a suspender la primera ronda, -es un decir-, en el Redstone Golf Club, en Humble, Texas. Con esta victoria de Casey (66, 70, 79 y 72) conseguida sobre J.B. Holmes (71, 69, 68, 69), con el que tuvo que enfrentarse en el play off, después de terminar con once bajo par los dos jugadores, el inglés, de 31 años, ha ascendido desde el puesto 31 de la FedEx Cup al sexto y de la plaza 12 a la sexta en el ranking mundial, además de embolsarse algo más de un millón de dólares.
La última jornada, en la que muchos de los profesionales tuvieron que jugar 36 hoyos, debido a la suspensión de la primera ronda que trastocó todos los horarios, fue el redescubrimiento, una vez más, de Fred Couples, el norteamericano de 48 años que juega sin guante -“the man without glove”- y que a falta de unos pocos hoyos era líder del torneo. Con él, que terminó en la tercera posición (-9) a dos golpes de los líderes y empatado con Henrik Stenson y Nick O’Hern, otros muchos jugadores lucharon por el triunfo final o, al menos, por encontrar buenas sensaciones de cara al Masters de Augusta que se celebra esta misma semana de abril, del 9 al 12, justo coincidiendo con la Semana Santa en España.
UN CORTE SIN MICKELSON, VIJAY NI QUIRÓS
Precisamente ni Phil Mickelson, ni Vijay Singh, ni Álvaro Quirós tuvieron esas sensaciones favorables y, encima, ni siquiera pasaron el corte. El sorteo de las salidas del primer día los colocó en el tee de salida, a primeras horas de la mañana, justo cuando Eolo, el dios del viento, soplaba tan fuerte como el lobo feroz cuando tiró las casas de dos de los tres cerditos.
El caso es que el viento, como digo, fue el invitado, y no de piedra, que se encargó de deslucir la primera jornada del torneo, hasta el punto de que ni siquiera la mitad de los jugadores empezaron a jugar, porque pronto se los llevó el viento. Los que empezaron, pasaron las de Caín, entre ellos Álvaro Quirós, que salió al campo en el primer partido, a las 07.45 hora local (13.45 hora peninsular española) y que no llegó a completar el recorrido, pero se volvió a la casa club con nueve golpes sobre el par 72 del campo. Ya en la segunda ronda fue otro cantar. Álvaro terminó con una tarjeta de 68 golpes, con seis birdies, lo que demostraba que la debacle del lunes no le había afectado; es decir, solo le afectó en el resultado, pero no mentalmente. Al final, 83 y 68, para un total de -7, que le dejó, en el puesto 127 y fuera del corte.
Lo de Mickelson fue aún peor: con una tarjeta de 77 y 76 golpes, el norteamericano terminó su actuación en el puesto 134, y en el 112, también sin opciones de continuar, Vijay Singh, Darren Clark y David Duval, entre otros conocidos. Lo único bueno de estos jugadores es que pudieron llegar antes a Augusta para preparar mejor el primer Grande del año 2009.
A SERGIO TAMBIÉN SE LE ATRAGANTÓ EL APERITIVO
Lo que tenía que haber sido un aperitivo antes de la gran comilona del Masters de Augusta, el primer Grande de la temporada, se convirtió en un calvario, aunque una semana antes de la Semana Santa,  para los jugadores que participaron en el Shell Houston Open. Esta vez, el más rápido del Oeste no fue un pistolero, sino el citado Eolo, causante de la mala actuación de muchos participantes.
La mayoría de los golfistas tomaron este torneo de Texas como de preparación ante la gran cita de n Augusta, a excepción de Tiger Woods -como si se hubiera olido la tostada-, que la semana descansó y se dedicó a preparar su asalto a la sastrería donde hacen a medida -es un decir-, la Chaqueta Verde.
Sergio, ni siquiera se calzó el guante izquierdo el primer día; terminó la primera ronda el viernes con 69 golpes y la noche le pilló en el hoyo 14. El sábado terminó la segunda y pasó el corte con 4 golpes bajo par (71), a cuatro de la cabeza. El domingo, sin embargo, el golf no fue juego, sino tortura y con dos tarjetas de 74 y 81 golpes; sí, 81, se despidió de Texas en el último lugar, puesto 77, compartido con un americano de cuyo nombre no debe querer acordarse el castellonense. No es el mejor resultado de cara al Masters, pero…
Torneo para olvidar. Ahora, a pensar en Augusta, donde a Sergio y a Álvaro se unirán Miguel Ángel y Txema Olazábal, el hombre de las dos chaquetas verdes.

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