La Torre Eiffel, El Arco del Triunfo, el Louvre, Nôtre Dame, la Ópera… Todo sigue allí, claro. Los monumentos, los símbolos que han convertido a esta ciudad en algo único siguen mostrando su esplendor y belleza. Todo lo que ha hecho de la capital francesa un ejemplo de “grandeur”, romanticismo, cultura y ambiente sigue exhibiéndose orgulloso, incluso con nuevos bríos, haciendo de París una de las ciudades más visitadas del mundo.
Para los que esta semana han decidido acudir a presenciar la Vivendi Cup 2010, el torneo de golf que se celebra en el Golf de Jovenyal, en París/Chambouorcy, hay dos consejos específicos y actuales antes de seguir con el reportaje:
Festival de Otoño
Pluridisciplinar, internacional y nómada, el Festival de Otoño en París, que comenzó el 9 de septiembre y dura hasta fin de año invita a artistas y produce sus obras en un marco excepcional como es la ciudad de París. Creado en 1972, este año, la 40ª edición del festival regresa con un programa rico y variado, con más de 65 espectáculos, que van desde las artes plásticas al teatro, la danza o la música para llegar también al cine y la poesía y se reprersentan en lugares como el Théâtre de la Ville, la Ópera Nacional de Paris, la Cité de la Musique, el Museo del Louvre… El objetivo declarado del festival es transmitir el poder a los creadores, establecer vínculos entre profesionales franceses y extranjeros, fomentar un acercamiento experimental al arte y exponer en Francia obras inéditas y muestras de diferentes culturas.
Exposición de Claude Monet
Desde el 22 de septiembre y hasta el 24 de enero puede visitarse esta magna exposición en Galeries Nationales du Grand Palais, la primera monografía dedicada en Francia a Claude Monet desde la gran retrospectiva de 1980. Con cerca de 200 pinturas, reúne préstamos excepcionales y ofrece una nueva visión de las recientes investigaciones. Bajo el signo del realismo en sus inicios en los años 1860, Monet encarna la expresión más pura del Impresionismo que ha pintado sin descanso durante más de 60 años.
La diversidad de aspectos de esta ciudad la convierten en una de las capitales del mundo preferida de todos los viajeros. Una ciudad en la que cada uno de los rincones de sus calles, cada esquina de sus edificios, cada iglesia, plaza o museo son dignos de admiración. Pero a pesar de su apariencia clásica y antigua, y como consecuencia de su animada vida cultural y de ser una ciudad cosmopolita, París es ante todo una ciudad moderna y dinámica.
Como toda ciudad viva (y París es muy viva), es también cambiante, acomodaticia, inconformista. Por eso nunca deja de inventarse, creando cada poco tiempo “un nuevo París” formado por barrios emergentes, zonas de moda, nuevos museos y monumentos, arquitectura de vanguardia… Por eso, siempre hay una buena razón para volver a París, para rememorar los escenarios conocidos y para descubrir otros nuevos.
Lugares imprescindibles
Pero antes de hacer un recorrido por ese nuevo París, tal vez valga la pena echar un vistazo al París de siempre, aunque desde una nueva perspectiva. Por ejemplo, no está mal tener una visión global de la ciudad desde alguna de sus alturas. La más evidente, claro, es la Torre Eiffel y puede resultar una tentación hacerlo mientras se come algo en Le Jules Verne, restaurante gastronómico situado en la segunda planta de la torre que tiene acceso directo por ascensor privado desde el suelo, pero una opción atractiva es la planta 56 de la Torre Montparnasse. A 196 m de altura desde esta planta, y a 210 m desde la terraza panorámica, puede uno maravillarse de unas impresionantes vistas de París y todos sus monumentos, ¡incluida la Torre Eiffel! Otras posibilidades son el balcón del octavo piso de las Galerías Lafayette, con la Ópera de Garnier al frente, y el mirador de lo alto la cúpula de la Basílica del Sacre Coeur a la que se puede subir por una escalera lateral de la iglesia: la vista es de 360º y realmente espectacular.
Desde cualquiera de esos miradores llama la atención el perfecto trazado de sus calles y avenidas, en buena parte obra del Barón Haussmann y la renovación que hizo Napoleón III, y también el encanto de sus armoniosas plazas, como la Place des Vosges, tal vez la más perfecta y hermosa de Paris, donde se puede visitar la casa de Victor Hugo y el escondido Hotel de Sully, o la Place Vendome, el espacio más elegante y grandioso de Paris, cuartel general de los principales joyeros, donde César Ritz reinventó la hostelería y desde donde Lady Di salió para su último viaje.
Si lo que se busca es curiosear por el París secreto, no hay que perderse, por ejemplo, alguno de las docenas de pasajes comerciales del siglo XIX, cada uno con su ambiente particular. El de Véro – Dodat de 1826 frente al Metro Palais Royal, o el del Grand Cerf cerca de la rue St. Denis, de 1825, son quizás los mejor conservados. También cada uno de los cementerios de Paris merece una visita aunque ninguno puede competir con el del Père Lachaise donde todavía se rinde homenaje a personajes como Chopin, Jim Morrison, Visconti, Moliere u Oscar Wilde. Y ya que estamos en el mundo oscuro, existen más de 250 kilómetros de galerías subterráneas debajo de la ciudad incluyendo un conjunto de catacumbas, escondites, y espectaculares alcantarillas que se pueden visitar. Hay rutas organizadas.
La nueva ciudad
Pero el nuevo París ofrece sus propias tentaciones. Desde el moderno y cosmopolita canal Saint-Martín, navegable y en cuyos alrededores se está creando un barrio muy animado, o la zona de Bercy donde por ejemplo, los antiguos almacenes fluviales se han convertido en un parque temático dedicado al vino, hasta la arquitectura vanguardista del distrito 13; desde los principales museos del oeste de la capital hasta el creativo y animado noroeste parisino… Tanto París como la región Île-de-France ofrecen numerosas posibilidades para disfrutar de sus diferentes y a menudo sorprendentes facetas.

En la Villette y sus alrededores los visitantes serán recibidos por un espacio de enormes dimensiones en el que cohabitan cultura, descanso y un ambiente amigable y familiar; el MaC/VaL acoge en su programación lo mejor del arte contemporáneo a las puertas de París; en las calles de la zona alta del Marais, a tan sólo unos pasos de los numerosos cafés y comercios de la rue Montorgueil, los diseñadores franceses más importantes dan a conocer sus últimas creaciones… Con un registro más intimista, numerosos restaurantes han reabierto sus puertas al público tras haberse renovado siguiendo las consignas de los diseñadotes franceses más importantes. Y lo mismo sucede con los bares y discotecas de Belleville o Montreuil, hitos nocturnos de la vida parisina.
Es difícil elegir, pero por algún sitio hay que comenzar. Por ejemplo, por los nuevos museos y centros de creación, como CentQuatre (metro: Crimée; 104, rue d’Aubervilliers), inaugurado en octubre del 2008, es un lugar de creación y producción artísticas único en el mundo, abierto a todas las artes (artes plásticas, música, danza, teatro, moda, diseño…) con una superficie de 39.000 m2. Además de la programación de espectáculos, festivales, visitas guiadas arquitectónicas e históricas, a menudo los artistas abren las puertas de sus talleres para acoger personalmente a los visitantes.
El Museo de las Artes Decorativas (metros: Palais-Royal, Pyramides,
Tuileries), situado muy cerca del Museo del Louvre y del Jardín de las Tuileries, totalmente renovado desde finales 2006, presenta un testimonio único del arte de vivir francés desde la Edad Media hasta hoy en día. Reúne producciones ejemplares de las más grandes manufacturas de artistas, artesanos y creadores (ebanistas, plateros, ceramistas, vidrieros o diseñadores). Todas las corrientes están representadas, del gótico al estilo Luis XVI, del Directorio al “art Nouveau”, del “art Déco” al diseño. También el Museo Quai Branly (metros: Alma- Marceau, Iéna), situado a los pies de la Torre Eiffel y diseñado por el arquitecto Jean Nouvel de fama internacional, presenta una colección dedicada a las Artes y Civilizaciones de África, Asia, Oceanía y las Américas. Ofrece una colección permanente excepcional de 3.500 obras de un patrimonio universal y diez exposiciones temporales al año. No hay que perderse el restaurante Les Ombres en el tejado del Museo.
El Palacio de Tokio (metros: Iéna, Alma-Marceau), situado en el corazón de París, entre la Torre Eiffel y los Campos Elíseos, es a la vez un sitio de creación contemporánea y un lugar de experimentación y de innovación. Es una de las más grandes instituciones internacionales dedicadas al arte actual. La programación del Palacio de Tokio muestra el compromiso permanente de esta institución en apoyar a los artistas a lo largo de su proceso de creación, con el fin de producir con ellos nuevas obras pertinentes y significativas.
En la Plaza de Trocadero, se sitúa dentro del Palacio Chaillot, frente a la Torre Eiffel, la Cité de l’Architecture & du Patrimoine (metros: Trocadéro, Iéna; 1, place du Trocadéro), con una superficie de 22.000 m2, que une sutilmente patrimonio y modernidad, donde se presentan colecciones únicas de moldes, pinturas murales y vidrieras a tamaño real, maquetas, dibujos y videos que hacen viajar a través del tiempo y conocer los tesoros de la arquitectura, desde la Edad Media hasta nuestros días. Aquí se descubren los grandes portales de las abadías y de las catedrales francesas, los interiores pintados de las iglesias e incluso un apartamento que diseñó Le Corbusier, reproducido a tamaño real. El museo ofrece una visión excepcional de las más famosas obras maestras de arquitectura de toda Francia.
Y, entre las novedades fuera de ciudad, en el Castillo de Versalles, su Galería de los Espejos, sala maestra del palacio diseñada por Jules Hardouin-Mansart, vuelve a lucir en todo su esplendor. Unos 60 artesanos, entre pintores, escultores, doradores y maestros espejeros, se han dedicado a la restauración de este magnífico lugar inscrito en el Patrimonio Mundial de la UNESCO. Por fin los “oros” han recobrado sus tonos calientes, los mármoles su aspecto pulido y los techos su luz natural. El Castillo invita al visitante a disfrutar del maravilloso estilo barroco, el esplendor de la plata y el brillo de sus espejos, además de la viveza de los colores de las pinturas de Charles Le Brun.
El París más marchoso
Pero como no sólo de cultura vive el hombre, hay que dejar tiempo para descubrir también los nuevos lugares de moda en la capital. Para comer algo a mediodía, por ejemplo, Le Roland Garros (2, avenue Gordon-Bennett),en pleno corazón del mítico recinto deportivo. Sus vidrieras, su magnífico asador, su terraza y su chimenea, convierten a este restaurante en un refugio ideal y acogedor frente a la Pista Central. Le Jardin du Petit Palais (5, avenue Dutuit) es el nuevo restaurante del museo con su encantador jardín interior, con sus estanques decorados con mosaicos y sus columnas, sobre el que se abre un café-restaurante muy agradable. Le 51, en la Filmoteca (51 rue de Bercy), en el nuevo barrio de moda de Bercy, es una original propuesta, con un restaurante gastronómico con platos muy sorprendentes, pero con un menú asequible para todos. Y si uno quiere darse un capricho, dos recomendaciones: La Table de Joel Robouchon (16, avenue Bugeaud), un clásico imprescindible para amantes de la buena mesa y bolsillos sin problemas. En este nuevo restaurante del “mago” de la cocina francesa se sirven novedades realmente originales; y, un clásico, Alain Ducasse-Plaza Athénée (25, Avenue Montaigne), una de las cumbres de la cocina francesa, con tres estrellas Michelin. Decoración tradicional con un toque de modernidad. Menús degustación a partir de 190 euros.
Y en la noche, París duplica sus ofertas, desde el minimalismo de cualquier café recóndito hasta el jazz cubano, tomar una copa en decorados de los mejores diseñadores mundiales o codearte con celebridades y la gente guapa de la ciudad. Algunas ideas: Café Costes (239 rue Saint Honoré), un clásico entre los cafés restaurantes de diseño con el sello de Jacques García en su vertiente más barroca, es perfecto para tomar una copa antes de cenar; Satelit’ Cafe (44, rue de la Folie-Méricourt), con buen ambiente y mejor música, pero siempre abarrotado; La Java (105, rue du Feaubourg du Temple) local con mucha historia ahora especializado en ritmos latinos; Flêche d’Or café (120, rue de Bagnolet), antigua estación de tren reconvertida en sala de conciertos.
MÁS INFORMACION:
Escrito por Enrique Sancho (Open Comunicación)
En las fotos de Open Comunicación: de arriba hacia abajo: el Centro Pompidou, edificado sobre Les Halles, los antiguos mercados centrales de París; La Villete y el novísimo Centquatre.