Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid no se lleva demasiado bien, políticamente hablando y a pesar de ser del mismo partido, con el alcalde de la capital de España, Alberto Ruiz Gallardón. En Fitur, durante la celebración el viernes 22 de enero del día de Madrid en la Feria del Turismo madrileña que, este año, quizás por la crisis, ha abierto un pabellón menos que en otras ediciones, se han vuelto a ver las caras, es un decir, y han hablado de lo bueno que es para Madrid el turismo.
Y, en concreto, el turismo de golf. Claro que sería bueno, pero si la Comunidad , al menos se moja y patrocina el Madrid Masters de golf, propicia la creación de dos campos nuevos en El Encín, junto a Alcalá de Henares y presenta su candidatura para la Ryder Cup 2018 -amén del campo que la Federación de Madrid va a iniciar en Algete-, el alcalde Gallardón no tiene ningún interés en fomentar el golf en la ciudad. Una de las pruebas está en el descuido del mantenimiento del Club de Campo Villa de Madrid, donde no hay solo golf, y otra en la prácticamente nula creación de nuevos campos dentro del ámbito ciudadano madrileño. No hace mucho se habían iniciado las gestiones para hacer un nuevo Club de Campo en la zona sur, pero todo quedó en agua de borrajas.
Claro está que es muy difícil encontrar un lugar para hacer un campo de 18 hoyos, pero la apertura de instalaciones deportivas como la del Canal, donde se practican, además, otros deportes, debería ser un objetivo prioritario para el alcalde de Madrid y, por lo que se ve, no lo es.
Por lo menos, la presidenta le regaló a Gallardón una bolsa de palos -bueno, se la entregó, porque regalarla, lo que se dice regalarla debió ser cosa de la empresa/institución que aparece en la bolsa, que es el Turismo de Madrid- y aunque el alcalde la aceptó -y no lo interprete nadie como un cohecho-, no creo que le vaya a dar mucha utilidad. Al menos, así se enteró de que la Comunidad había pedido la Ryder Cup para Madrid en 2018.