Aunque pueda parecer que las líneas que siguen a esta introducción son fruto de la locura temporal inducida por mi actual estado de “cojo sobrevenido”, “golfista en paro” y “arquitecto a control remoto”, en realidad fueron concebidas hace al menos quince años y expuestas por primera vez en el hoyo 19 de La Herrería tras una vuelta de golf con Mariano Aparicio y otros amigos de entonces.
El texto pone negro sobre blanco una reflexión filosófica acerca del enigma que supone el interés que suscita en algunas personas, aparentemente cuerdas, el golf, o lo que es lo mismo, la búsqueda de una respuesta a la pregunta:
¿QUÉ ES ELGOLF?
Desde que hace mas de veinticinco años abandoné la raqueta y uní mi vida al deporte de las catorce herramientas diseñadas para introducir un objeto en un agujero mediante el procedimiento de las aproximaciones sucesivas, no he parado de preguntarme, ¿qué es el golf ? ¿Es un deporte?, ¿es un juego?… Si, es todo eso, pero yo sostengo que sobre todo el Golf es una religión y voy a tratar de demostrarlo a lo largo de las próximas líneas y que conste de antemano que el punto sexto (¡caray con la coincidencia!) va a ser muy polémico.
1) Tiene su propio lenguaje, jerigonza dirían algunos. Así, decimos: Pat, chip, pich, draiv, aproch, vuech, blaster, dropaje, aut, eslais, juk, feid, dro …etc, (perdón por españolizar los vocablos)
2) Tiene su propio ropaje, su vestimenta. En cada época diferente hubo pantalones de cuadros estrafalarios, pantalones tubo, campana, etc, de colores mas o menos chillones. Siempre se puede reconocer a un golfista por el ropaje con el que se reviste para solemnizar el sagrado momento de apalear bolas. Y no hablemos de gorras, viseras, chubasqueros, etc, y modernamente el variado color de las “mechas”.
3) Tiene sus mandamientos, o sea Las Reglas, eso si, bastante mas abundantes y mudables que los 10 Mandamientos que, en el caso de la religión católica, han permanecido inalterados desde su promulgación.
4) Tiene su premio y su castigo: Purgatorio, Infierno, y Gloria, se encuentran al final del camino de la vida de los creyentes. Para la “vuelta estipulada” tenemos las penalidades por infracción de las Reglas: un golpe, dos golpes, pérdida del hoyo, descalificación, pero también el triunfo.
5) Tiene sus ministros: Los árbitros, aunque estos en lugar de confesionario utilicen el walkie-talkie (no tanto para hablar como para señalar el punto en el que el jugador debe colocar la bola tras dos dropajes fallidos). Su cabeza visible, que en el caso que nos ocupa no es otro que The Royal & Ancient Golf Club of St. Andrews, viene a ser el Papa.
6) Y lo más importante: tiene su PARADIGMA. Esta parte va a ser, como dije mas arriba, la más polémica, pero voy a ello.
En una Religión el Paradigma es Dios, por esencia inalcanzable, aunque el hombre creyente tratará a lo largo de su vida de acercarse a Él, sin lograrlo, claro. En eso consiste el paradigma. Y la vida de un hombre perfecto será un vano, aunque gratificante, esfuerzo por acercarse lo más posible al modelo de la perfección.
Pero, ¿cuál es el Paradigma en el Golf?. Pues el Paradigma en el Golf no es otro que hacer los 18 hoyos en 18 golpes. (Regla 1.1 General: llevar la bola del tee al hoyo mediante uno o sucesivos golpes.)
¿Imposible. No. En todo caso ALTÍSIMAMENTE IMPROBABLE. En golf, lo IMPOSIBLE sería hacer los 18 hoyos en 17 golpes y por lo tanto si este registro es imposible el inmediatamente anterior no lo es. ¿Lo véis? Si es imposible, ese es el Paradigma, tal score equivale, por inalcanzable, a Dios en la religión.
No hay ni un solo golfista que al salir del campo no lo haga convencido de que podría haber hecho al menos un golpe menos, ¿por qué no dos, o veintisiete o incluso más? y firmar en la tarjeta: 18 golpes, es decir ¡54 golpes bajo par!
A ese Paradigma nos queremos aproximar, sabiendo que, aunque altísimamente improbable, no es imposible y en eso consiste la sufrida vida del golfista.
El golf es, como queríamos demostrar, una religión. Una bendita religión, por cierto.
José Luis Valenciano
Presidente del Club de Golf de Arquitectos de Madrid