El Tour Championship y el «injusto handicap inverso»
Comienza el Tour Championship (24-27 agosto) que cierra la temporada del PGA Tour, donde los 30 mejores del ranking FedEx juegan en Atlanta -con la sola presencia española de Jon Rahm- con handicap inverso. (Ver foto ampliada).

(Movistar Golf 62 ofrece el Tour Championship ( 25-28 agosto), jueves y viernes a las 20.00 horas, el sábado 21.00 y el domingo 20.00, una hora menos en Canarias).
(En la imagen, los golpes que reciben los 30 jugadores en el PGA Tour Championship).
Ver leaderboard del Tour Championship
Comienza el Tour Championship que cierra la temporada del PGA Tour, donde los 30 mejores del ranking FedEx juegan en Atlanta -con solo un español, Jon Rahm, que ocupa la cuarta posición del ranking FedEx-, con handicap inverso. Tal y como se contempla en la imagen, los participantes en el último torneo del circuito norteamericano, juegan con handicap, pero los mejores no dan golpes a los peores, sino al revés.
Así Scottie Scheffler, que es el número 1 del mundo y el líder, también, de la FedEx Cup, sale con diez golpes a favor -he escrito bien ¡¡¡DIEZ!!!-, de handicap y Viktor Hovland, que fue el ganador, la pasada semana, del BMW Champìonship, juega con Scheffler en el partido estelar con -8, a dos golpes del lider.
Es lógico que el número 1 del ranking FedEx, que ha llegado líder por sus propios méritos -en esta ocasión también por los malos resultados de Jon Rahm en los últimos torneos, tenga, por supuesto, una ventaja sobre los otros veintinueve participantes en el Tour Championship, la última prueba de la temporada, que se disputa en East Lake, en Atlanta, Georgia.
Por eso, precisamente, el ranking otorga más puntos al primero que a los siguientes clasificados. Pero, ¿cuál es la razón para convertir esa diferencia de puntos en golpes de handicap inverso? ¿No sería más lógico que los treinta clasificados pudieran competir en igualdad de condiciones en ese último torneo de la temporada, y así poder tener opción al triunfo en la prueba, aunque no consiguieran los puntos suficientes para acabar líderes del ranking?
De esta forma, solo los cinco primeros, más o menos, tienen opciones al triunfo en la última cita, mientras el resto se tiene que conformar con ser meros comparsas en una competición adulterada por ese handicap que yo llamo inverso.
Es posible que el campeón del torneo, en las mismas condiciones que el resto de la temporada, salga de esos cinco primeros; pero así, los últimos de la fila, nunca podrán ganar el Tour Championship, ni aunque les suene la flauta. Y eso va en contra de la competición y deja la prueba sin emoción alguna.
Y es que, por lógica, los que no tienen posibilidad de ganar este último torneo, que son la mayoría, juegan solo por el dinero y, algunos, quizás, por el placer de jugar. Porque en un torneo de treinta jugadores, si los primeros reciben golpes de los últimos -lo de los golpes no lo tomen al pie de la letra-, es casi imposible, aunque esto sea el golf y la madre que lo parió, una victoria que no sea de los cinco primeros clasificados.
RAHM (-6), CUARTO
Para que nos enteremos: Jon Rahm, que tiene como compañero a Rory McIlroy. empieza el torneo en la cuarta posición (-6), a cuatro golpes de Scheffler y a tres de Viktor Hovland.
Cuatro golpes de ventaja en un torneo a cuatro jornadas pueden ser muchos, pocos… y desde luego jugadores ha habido, entre ellos el propio McIlroy, que han llegado a ganar, a pesar de conceder varios golpes al líder. Pero, ¿por qué esa idea de premiar a los buenos, cuando en el mundo amateur, el handicap se hizo para ayudar a los malos?
Y si cuartro golpes son mucha ventaja, imaginen a los cinco jugadores -entre ellos Jordan Spieth- que empatan en el puesto 26 y que salen a ¡¡¡¡DIEZ GOLPES!!! de la cabeza. Con qué actitiud y con qué ganas van a salir al campo. ¿Absurdo, no?
EL HANDICAP PARA QUIEN LO NECESITE, ¿O NO?
El golf es el único deporte -al menos que yo sepa- en el que se penaliza a los que juegan bien y se beneficia a los que lo hacen peor. Eso es así en lo que se refiere al golf amateur, lo cual no deja de ser un error, si tenemos en cuenta que la práctica del handicap no sirve solo para que los amigos no te ganen siempre las cervezas, sino para que algunos listos/marrulleros hagan trampas para subir handicap y ganar torneos de aficionados donde hay buenos premios. Recuerdo el Rolex, entre ellos, y los recuerdo con nostalgia, porque hace ya tiempo, entre la crisis y el Covid que las empresas ya no patrocinan premios con regalos de categoría.
Está bien el handicap, ya digo, para los partidos de amigos de club porque así se hacen más interesantes, pero en los torneos, aunque sean de aficionados, los handicaps altos son los que tienen ventaja sobre los bajos y esto no solo no es equitativo -dejemos la justicia para otros asuntos- sino que no estimula a los malos a mejorar con entrenamiento y esfuerzo; antes al contrario: «cuanto más alto tenga el handicap, más puntos me dan así que, para que voy a perder el tiempo en el campo de prácticas».
Y si en los torneos amateurs debería primar la fórmula scratch antes que la de handicap y los premios deberían ser mejores para los que mejor juegan; en el terreno profesional, donde todos participan con las mismas cartas, es absurdo que se den golpes a los mejor clasificados después de una temporada en la que todos, en general, han tenido que sufrir mucho, al margen de lo que se hayan divertido y del dinero que hayan ganado.
¿ABSURDO O LÓGICO?
A mi esta fórmula de puntuación me parece absurda y quizás sea porque no llego a entenderla. Si los 30 mejores acceden a esta final, los 30 deberían tener las misma oportunidades de ganar el torneo, aunque no lleguen a ganar la FedEx Cup. ¿Por qué entonces el PGA Tour se empeña en facilitar el torneo a los que están en lo más alto del ranking FedEx?
Debe de haber una explicación lógica a la que yo no tengo acceso. Es posible que, en un mundo como el del circuito norteamericano, donde todo son estadísticas y datos exhaustivos, lo de dar golpes a los buenos sea un acierto pero, desde mi punto de visa, es incomprensible. Y ahí lo dejo.