Romance: La venganza de Europa en la Ryder Cup se consumó en Roma

La Ryder Cup, tiene como protagonista al equipo europeo que, hasta cuando pierde, como en Wisconsin 2021, hace historia. El palizón nunca visto (19 & 9) tuvo su revancha en Roma 2023, cuando Europa se impuso (16.5 & 11.5) al conjunto estadounidense. Y no fue sentados a la puerta del Marco Simone como se consumó la victoria, sino a base de esfuerzo, ganas y buen juego. La venganza se sirvió, como siempre, fría y aunque no se llegó a la ventaja de diez puntos, cinco fueron suficientes… tampoco hay que abusar. La hazaña romana no llegó al «Milagro de Medinah» de hace diez años, y eso que aquí estaba el Vaticano más cerca. En cualquier caso, el acontecimiento bien merece un romance actualizado. Y dentro de dos años, más.
I
Europa que es un equipo
solo cuando juega al golf
puede, con la Ryder Cup,
grandiosa competición,
demostrar al mundo entero
lo importante de la unión
en un Viejo Continente,
donde el deporte es pasión
y necesita de todos
para poder ser mejor.
Desde el mago Ballesteros
siempre hay un español,
o dos, con Sergio García,
y el vasco llamado Jon,
que aúnan a toda Europa
con el deporte del golf.
II
Ya llevábamos tres veces,
seguidas, y del tirón,
quitándoles a los yanquis
de sus rostros el color,
amén de guardar la Copa
Ryder, que fue su creador,
el señor del gran invento
toda una revolución.
América contra Europa,
con una bola de golf,
como símbolo del triunfo
para quien tenga el honor:
aquel que más birdies haga,
el que sea superior
y mande la bola al hoyo
sin la menor dilación.
III
Sí, fueron los europeos
en el año del Señor,
octubre de dos mil diez,
y en medio de un chaparrón
de los que suelen caer
en Gales, con intención,
los que ganaron la Copa
al casi eterno campeón.
Y fueron los europeos
otra vez, sí señor,
los que en aquel 2012
y contra toda opinión,
volvieron desde Chicago,
con la copa en el zurrón.
porque ya la habían ganado
en la anterior edición.
Y no acaba la mención
ya que hubo otra victoria,
dos años posterior:
2014 en Escocia
que a América sometió.
IV
Volvamos al 2010,
aquel triunfo tan molón;
a los norteamericanos
nada bueno les pasó:
ni el regreso de Tiger
a la gran competición,
ni Stricker, el estirado,
con ese swing del montón,
ni la presencia de Furyk,
ni hasta el mismo Mickelsón,
-así, como mejor suena,
con su acentito en la ó-,
pudieron con los muchachos
de Colin el bonachón.
-Monty le llaman los fans-,
que cumplió con su función
para vencer en Gales,
y bajo su dirección
a los doce jugadores,
toda una selección.
De acuerdo: no era la Roja
pero se le pareció
porque tuvo sus momentos
llenos de gran emoción.
V
Cuatro ingleses y hasta un sueco,
un alemán, un español,
dos del Norte de Irlanda,
otros dos de Italia son
y por último quedaba
el irlandés Harringtón
-otra vez, y con la venia,
con su acentito en la ó-.
Jiménez ganó su punto
y la bandera mostró:
la de España por supuesto,
que España es una nación,
por más que les pese a aquellos
que solo tienen pendón.
Y el Pisha, que es malagueño,
al saberse vencedor,
se fumó su puro habano
fuera de competición.
Los hermanos italianos
apoyaron con ardor
pero su fuego de inicio
en artificio quedó.
El caso es que entre todos
lograron ver triunfador
al equipo europeo,
el del color azulón
con su bandera estrellada
como símbolo de unión.
VI
De nuevo los europeos,
pasados dos años, dos,
repitieron sus hazañas
en campo del anfitrión,
concretamente en Chicago,
y con gran oposición.
Cuando nadie daba un euro
por el equipo campeón,
que recibía en los dobles
un tremendo palizón;
los doce individuales
rompieron la tradición;
los muchachos de Chema.
otra vez un español,
volvieron una tortilla
que daba mala impresión
terminaron campeones,
y perdonen la expresión,
esta vez con dos cojones,
un palito y un adiós.
VII
Fue el “vascorro” por más señas,
que así el “Pisha” le apodó,
el que sacó de la crisis,
aunque solo sea en el golf,
a este Viejo Continente
con más cuerda que un reloj.
Europa, que es un equipo,
solo cuando juega al golf,
y si vuelvo a repetirme
les pido humilde perdón,
al conjunto americano
ganó sin vacilación.
América contra Europa,
en otra competición:
septiembre de dos mil doce,
y en Chicago, el poblachón
donde miles de personas
aprecian muy bien el golf,
los que birlaron la Copa
al otrora campeón
que la pensaba ganada
al comenzar la edición.
VIII
Y es que los primeros días,
de dura competición,
América nos ganaba
sin ninguna compasión.
En los dobles nos dejaron
perdidos sin remisión,
o al menos eso creyeron
los rivales del copón.
Pero Seve, con su espíritu
y Chema, con su pasión
estuvieron bien al quite
para arreglar el horror
que sentíamos casi todos
al mirar el marcador.
El “milagro de Medinah”
todo el mundo lo llamó.
IX
Porque aquel domingo treinta,
de septiembre el colofón,
los doce de nuestra Europa
salieron del callejón
y no iban al patíbulo
sino al triunfo arrollador.
Empezó Donald la racha
y Bubba no tuvo opción.
Poulter, como Ballesteros,
al público enardeció
y pudo con el tal Simpson
que como Hommer, se hundió.
McIlroy le hizo la cama
a Bradley, el nerviosón
y Rose dejó sin habla
hasta al zurdo Mickelsón.
Y Lawrie, “Don Chip” llamado,
al tal Snedeker, barrió.
X
Colsaerts, el rookie belga
fue el primero que cayó
no sin ponerlo difícil
a Johnson, Dustin, actor.
Y Zach, el otro Johnson,
nuevo punto consiguió
y los norteamericanos
soñaron de viva voz.
Pero allí estaba don Sergio,
el “Niño” de Castellón
que con sus mágicos putts
a Furyk desarboló.
Dufner, mascatabacos
le ganó a Peter Hansón
-como dicen en la tele
acentuado en la ó-.
Y otra vez, por si hace falta,
les vuelvo a pedir perdón
por la cuestión del acento,
y poner tilde a la ó
XI
Y ya para terminar
los “malos” del pelotón:
Westwood pudo con Kuchar
y Kaymer cuando embocó
el putt en el dieciocho
para el trofeo campeón,
dejó a Stricker vencido
derrotado y perdedor.
Peor fue lo de Tiger
que cerró la procesión
de las bocas que callaron,
del silencio atronador
de las primeras jornadas,
afónicas de estupor,
al ver como aquel Tiger,
entre todos el mejor,
se quedaba sin sus garras,
sin su punto y sin su ardor
ante un italiano listo,
bajito y emprendedor.
XII
Luego vinieron los besos,
y el minutito llorón,
los abrazos, los recuerdos
y el ratito de bajón.
Pero fue muy poco tiempo,
porque enseguida volvió
el ambiente ganador
totalmente merecido,
superado ya el temor
de una derrota anunciada
en la jornada anterior.
Y Sergio ganó su punto
y la bandera mostró,
la española por supuesto,
que España es una nación,
por más que les pese a aquellos
que solo tienen pendón.
Al manjar se suman todos
cuando el fruto está en sazón
y hasta Pep, el ex culé,
que paraba en Nueva York,
se fue para Chicago
y al capitán abrazó.
Que estamos siempre unidos
cuando hay capital “pa tós”.
XIII
De acuerdo, era la Roja
esta vez sí la igualó
porque tuvo sus momentos
llenos de gran emoción.
Tiene más aficionados
el fútbol que nuestro golf
pero el deporte no entiende,
cuando corea al Campeón,
de pelotas, ni de palos,
ni de un driver y un balón.
No es tanta la diferencia
solo la “efe” posterior
que le falta al rey del fútbol
y es Su Majestad, el gol.
XIV
Y faltaba la tercera,
que en Gleneagles se saldó:
derrota incontestable
y sin darles una opción.
En Escocia, sin clemencia,
ni venia, ni compasión,
Rory se marcó el tanto
que a Rickie le desarmó.
Cinco puntos de ventaja
y la Copa al talegón;
estaba McGinley al mando
y había solo un español,
Sergio García, como siempre;
Jiménez fue el que faltó
porque el dedo del capitán
al Pisha no señaló.
Pero, también como siempre,
Sergio su punto ganó:
uno arriba, la victoria
que a Jim Furik derrotó.
Lo sentí por Tom Watson
capitán del perdedor,
porque a sus 63 años,
don Tom era merecedor
de un empate, cuando menos,
por mor de la tradición.
XV
Dicen que no hay dos sin tres
y sin cuatro… que es mejor;
pero el gozo se fue al pozo
porque Europa tropezó
al llegar a Hazeltine
y no encontró solución
para ganar a un conjunto
con golfistas de a millón.
Seis novatos en el tee,
con ellos, un canarión
Rafael Cabrera Bello,
con Sergio otro dúo español.
Pero vinieron mal dadas
y al tercer día se llegó
con tres puntos por debajo;
un milagro se esperó
pero ya había habido uno
en la anterior edición
y aunque mucho se rezara,
no hubo repetición.
Las escasas esperanzas
de remontar el marrón
se vinieron pronto abajo
-11 & 7 nos ganaron-
y la Copa se escapó.
Pero nos quedó el consuelo
ya que Cabrera ganó,
en un magnífico encuentro,
a Jimmy Walker 3 & 2,
y con Mickelson, el zurdo,
empató el de Castellón.
Pero no fue suficiente
para evitar la derrota
de nuestro equipo azulón.
XVI
Pero si en Minnesota
la Copa se devolvió,
en el Viejo Continente
tuvimos nueva ocasión,
en París para más señas,
sin rencores, ni perdón,
de tomarnos la revancha,
recuperar el honor.
El caso es que entre todos
logramos ver triunfador
a nuestro equipo europeo,
el del color azulón
con su bandera estrellada
como símbolo de unión,
como quería Ballesteros
y todo el pueblo español.
Porque los europeos
nos dieron otra lección
de deporte, gallardía,
elegancia y pundonor.
El equipo de esta Europa,
-el Brexit fue posterior-
recuperó la gloria
al vencer por palizón
XVII
París bien vale una misa
y más en esta ocasión
cuando los nuestros de Europa
ganaron a mogollón,
porque en Francia, la victoria
tuvo gran repercusión.
El gran danés Thomas Bjorn
ejercía de capitán
y otra vez dos españoles
intervenían en la acción.
Sergio, una vez más,
cumplió con su obligación:
derrotó a Rickie Fowler
2&1 sin darle opción.
Jon Rahm, por su parte,
novato en esta edición
no jugó bien los dobles
pero dio la solución
al ganarle, nada menos
que a Tiger, el gran patrón,
el número uno eterno,
el que ha sido el mejor.
Pero 2&1, al final
y el vasco defenestró
al líder más aclamado,
a todo un vencedor
que en esta Ryder francesa
la rodilla hincó
ante el joven de Barrika,
que no es de Bilbao, no,
pero se crió muy cerca
del lugar donde nació.
Total, 17.5 & 10.5
una derrota, un clamor;
el equipo americano
volvió a casa perdedor,
esperando en 2020
recuperar el honor.
pero llegó la pandemia
y nos invadió el horror,
el golf y demás deportes
fueron a la suspensión,
la vida, en todas partes
no encontraba solución
y el mal, en forma de virus
de todos se apoderó.
La Ryder del 2020
Al veintiuno pasó
y será en Wisconsin,
en un campo muy cabrón
donde América pretende
rescatar lo que perdió
XVIII
Y aquí se inicia otra historia
distinta de la anterior
porque el caso de París
merece un buen colofón:
mucho es lo que perdimos,
madrileños y afición.
al no conseguir la Ryder,
tras hacer la petición
para el dos mil dieciocho.
Pero la resolución
de tema tan importante
en Francia se apalancó.
Madrid bien vale una Ryder
Pero Madrid se quedó
con la miel entre los labios
y sin pizca de sabor.
No la querían en Tres Cantos
los listillos de alcanfor
y entre dimes y diretes,
hecha ya la petición
entre todos la matamos
y ella sola se murió.
Han pasado varios años,
se olvidó la decepción
y como la vida sigue,
la Ryder resucitó,
aunque no fuera en España,
sino en vecina nación.
Ya solo nos quedaba
esperar con ilusión
que el domingo 24
embargados de emoción,
celebrar una victoria
y cantar el alirón;
pero acabó la semana
con enorme decepción.
XIX
Esta vez no pudo ser,
el equipo nos falló
desde la primera ronda
el torneo se torció:
ni Rory, ni Fletwood…
la madre que los parió,
ni Casey, ni Hattón
-y vuelvo con su permiso-
a poner acento en la ó,
y lo pongo con tristeza
hasta al mismo Harringtón,
el capitán que, en mala hora,
al barranco los mandó
XX
Solo los dos españoles,
Rahm y García, sí señor,
intentaron en los dobles
salvar de Europa, el honor.
Pero ni esas victorias,
cuando el domingo llegó
sirvieron para otra cosa
que fue mucho peor:
una derrota increíble,
un total palizón
para dejar la Ryder
en casa del ganador.
Era un campo endemoniado,
donde USA nos metió,
una trampa con mil bunkers,
y una excesiva afición,
en Wisconsin, el llamado
“Estado del Tejón”.
XXI
Fuímos un equipo, sí,
pero esta vez perdedor
y sin ánimo ninguno
para defender el color
de esa bandera azul
que es la europea unión.
No tuvimos lozanía,
bizarría, distinción
y nos faltó la alegría
la mágica sensación
que el espíritu de Seve
en milagro convirtió
aquel triunfo de Medinah
que a todo el mundo asombró.
Ya no nos queda París,
solo el recuerdo mejor,
hay que pensar en Roma
donde espera la ocasión
de recuperar la Copa,
que digo Copa, Copón,
porque la Ryder, esquiva,
nos aguarda a la sazón.
Y dentro de esos dos años
que faltan para el perdón
de estos pecados de hoy,
tendremos la absolución
-con el Vaticano cerca,
y qué otra ayuda mejor-
en el campo italiano
del Marco Simone Golf.
Allí buscarán revancha
los de la eliminación;
no serán los mismos doce,
eso seguro que no,
pero los seleccionados
-siempre habrá un español,
o dos, tres mucho mejor-,
lucharán para vengarse
del tremendo revolcón
que, en una semana aciaga
EE.UU nos propinó.
Olvidemos lo pasado
y hagamos la predicción
para un futuro a dos años
en la Itálica nación:
18 & 12 vence Europa…
y menudo notición,
nos llevaremos la Copa,
que digo Copa, el Copón,
para que vuelva a gozar
con el triunfo la afición
que entonces podrá entonar
el anhelado alirón.
XXII
Y pasaron los dos años
y se nos fue el sofocón;
entre tanto los del LIV
metieron en un marrón
a los circuitos de siempre
donde se disputa el golf.
Y entre unos y otros,
Sergio García se borró
de una Europa renacida
con mucho rookie menor.
En USA tanbién faltaron
Reed, DeChambeau y Johsón
.y permítanme el acento,
para que rime mejor-.
El capitán europeo
Luke Donald, el segundón,
porque con el LIV presente,
a Stenson sustituyó,
no de la mejor manera
como a Sergio le pasó.
Y cuando empezó el torneo,
en el Marco Simone Golf,
nadie pensaba al inicio
que se inició el palizón.
Cuatro a cero en el foursomes.
Dios mío, que revolcón,
claro que en el Vaticano
alguien le rezaba a Dios,
porque el score no podía
tener otra explicación.
XXIII
En la sesión de la tarde
nada nuevo bajo el sol
Europa seguía tan terne
y por cinco golpes ganó;
igual que al día siguiente,
sábado de transición,
cuando ese cinco seguía
contando en el marcador.
Y así se llegó al domingo,
con ventaja superior
y Rahm que abría el juego
ante Scheffler empató.
Era un buen resultado
entre el «uno» y el «dos»
y Europa continuaba
delante en el tanteador.
XXIV
Pero a mitad del torneo
poco a poco se igualó
y a las victorias de Europa,
América contestó.
Ganaron tres europeos,
Hovland, Mc Ilroy y Hattón
-y ahí le pongo el acento
porque así lo quiero yo,
que no hay quien rime
con apellido sajón-.
A esos triunfos de Europa
USA fue y correspondió,
ganaron Koepka y Thomas
y Schauffele les siguió.
Pero esa euforia de USA
para nada les sirvió
porque Tommy y Robert
pusieron el colofón:
Fletwood le ganó a Fowler
y McIntyre a Clark venció.
Y aquí se acabó la historia
de una Ryder que al zurrón
se echó de nuevo Europa,
un equipo campeón.
ESTRAMBOTE
Y cuando pasen dos años,
viajaremos a New York
y en Long Island nos esperan
para darnos un coscorrón.
Puede que para entonces
haya más de un español
en el equipo de Europa
que vuelva a ser ganador.
La venganza se sirve fría
pero iremos con calor
dispuestos a repetir
aquel milagro que inspiró
en Medinah, el gran Seve,
que un año antes murió.
¿Y por qué no repetir
lo que en Medinah pasó
hace ya sus once años,
cuando Europa resurgió
de la derrota de dobles
y se coronó campeón?