Los profesionales del golf, en todo el mundo, se han adherido a distintos comunicados de “apoyo a Tiger Woods en los difíciles momentos por los que pasa”. También Sergio García y los participantes en el torneo de los “Cuatro Tours” -una cita entrañable para los jugadores españoles que acuden a la “casa” de Sergio y compiten y se divierten para despedir la dura temporada-, han hecho pública su solidaridad con el número 1 del mundo.
Estas declaraciones de apoyo tienen más de actitud gremial que de verdadera unión entre personas -hombres en este caso concreto- que comparten profesión. Porque ¿cuál es la razón por la que sus compañeros golfistas apoyan a Tiger Woods en lo que parece, tal y como reconoce, aunque no de forma explícita, en el tercero de los comunicados del golfista norteamericano incluido en su propia web? ¿Es acaso la misma por la que apoyaron a Phil Mickelson cuando anunció que su mujer padecía un cáncer de mama o por la que auxilian a los niños del tercer mundo con torneos benéficos, o por la que intentan paliar el hambre en el mundo…?
Ayudar a Tiger en su lucha contra Némesis, la diosa de la mitología griega que vengaba a las víctimas de las infidelidades de sus amantes/novios/maridos… es un deseo lleno de segundas intenciones, no todas tan buenas como sería de desear. ¿Qué es lo que se apoya, exactamente? ¿La infidelidad, el descrédito, el velo tendido sobre unos hechos tan extraños ante los cuales ni el teniente Horacio Kane con todo su equipo del CSI de Miami, hubieran podido discernir lo que es verdad de lo que es mentira, la pérdida de imagen ante los millones de aficionados que sienten la desilusión que les causa saber que Woods es también humano?
INFIDELIDAD RECONOCIDA
En el tercer comunicado al que me refiero, aparecido en su propia página web, Tiger afirma: “He defraudado a mi familia y lo siento de todo corazón. No he sido leal a mis valores y al comportamiento que mi familia merece. No estoy libre de culpa y estoy lejos de ser perfecto. Estoy enfrentándome a mi comportamiento y a mis fracasaos personales tras las puertas cerradas de mi casa. Estos sentimientos sólo deben ser compartidos por nosotros.
La última semana, mi familia y yo hemos visto expuestos detalles de mi vida personal. Las historias de que la violencia física haya tenido algún papel en el accidente de coche son falsas y maliciosas. Elin siempre ha hecho más de lo que nadie pueda imaginar por apoyar nuestra familia.
Los pecados personales no requieren reportajes en la prensa y los problemas familiares no deben conllevar confesiones públicas. Seguiré intentando ser una mejor persona y el marido y el padre que mi familia merece. Para todos los que me han apoyado durante todos estos años, mis más sinceras disculpas”.
La última semana, mi familia y yo hemos visto expuestos detalles de mi vida personal. Las historias de que la violencia física haya tenido algún papel en el accidente de coche son falsas y maliciosas. Elin siempre ha hecho más de lo que nadie pueda imaginar por apoyar nuestra familia.
Los pecados personales no requieren reportajes en la prensa y los problemas familiares no deben conllevar confesiones públicas. Seguiré intentando ser una mejor persona y el marido y el padre que mi familia merece. Para todos los que me han apoyado durante todos estos años, mis más sinceras disculpas”.
PARNEVICK, EL DEFENSOR DE ELIN
Es decir, que el mejor golfista del mundo reconoce tácitamente su infidelidad y por eso recibe las muestras de apoyo de sus compañeros. Claro que no de todos. Jasper Parnevik, por ejemplo, asegura en declaraciones a los periodistas que “quizá Tiger no sea tan buena gente como pensábamos”. A sus 44 años, el golfista sueco, ha salido en defensa de Elin Nordegren, la mujer de Tiger Woods y le ha pedido disculpas “por haberle presentado a Tiger. Estoy muy triste por ella”.
La ex modelo Elin Nordegren era la niñera de la familia Parnevick en Estocolmo y Jasper se la presentó a Tiger en el Royal Litham, durante el Open Británico de 2001. La boda fue en 2004 en la actualidad Tiger y Elin son padres de dos hijos, Sam Alexis y Charlie Axel.”
Al margen de las declaraciones de Parnevick, no he leído ningún comunicado de apoyo a la, al parecer, víctima de todo este asunto, Elin. Las mujeres de los deportistas de elite no suelen trabajar fuera de su domicilio, al margen de sus labores de ama de casa, esposas y madres. Viajan con sus maridos en muchas ocasiones y eso les impide tener una vida laboral propia que acabaría con cualquier unión estable. Pero, aunque no formen el “gremio de mujeres de deportistas de elite”, sí podrían haber realizado alguna actuación a favor de Elin, a la que su marido engañaba, al parecer, con una camarera de 24 años llamada Jaimee Grubbs.
Claro que, en pleno siglo XXI, estas cosas de las infidelidades varoniles, síguen contando con la comprensión del resto de la grey masculina, porque hay ciertas edades en las que los hombres piensan más con su miembro viril que con su cabeza. Afortunadamente no es así durante toda la vida.
DINERO PARA GUARDAR LAS APARIENCIAS
Lo peor de todo es que en la vida todo se compra y todo se vende, incluso el amor, aunque no sea verdadero. Las informaciones que ahora se publican en los Estados Unidos hablan del “negocio del matrimonio Tiger” que consiste en que Elin no se vaya de casa y mantenga las apariencias acudiendo con su marido a determinados acontecimientos y haciendo el papel de mujer modelo, no de pasarela, sino de buen comportamiento, a cambio de dinero. Eso sí que es triste y aunque se haga público en los medios, no son los periodistas los responsables del asunto, sino los propios protagonistas quienes, por intermedio de sus abogados, intentan salvar los mubles del negocio multimillonario de Tiger con las marcas que le apoyan y que no lo harán tanto si el matrimonio salta por los aires.
Al parecer, Elin tenía firmado un contrato matrimonial por el cual se especificaba que cobraría veinte millones de dólares si no se separaba en diez años. Ahora, parece que le ofrecen mucho más dinero por seguir, al menos cinco años más, haciendo de tripas corazón.
Me parece una situación absurda porque, con las pruebas evidentes que, al parecer, existen de la infidelidad de Tiger, la mujer del golfista puede sacarle mucho más jugo a la separación que a la vida en una jaula de oro que puede convertirse en un tormento o, al menos, en el aburrimiento permanente.
LOS PERIODISTAS, CULPABLES, COMO SIEMPRE
En cuanto a los periodistas, siempre somos culpables de casi todo lo que pasa. Está claro que la vida privada de los personajes públicos, no debe de ser tan pública como sus actuaciones profesionales, ya sean deportistas, artistas, políticos… Pero hay que tener en cuenta que los personajes famosos lo son gracias a ese público “al que tanto admito y tanto quiero” cuando se trata de pedirle el pago de una entrada o la compra de un producto que se anuncia, pero al que tanto se detesta cuando intenta conocer los pormenores de determinados comportamientos privados, aunque no sean, necesariamente, mendaces o ilícitos.
A los personajes públicos, en general, y a los deportistas en particular, les molesta que se conozcan pormenores de sus vidas privadas. Están en su perfecto derecho. Pero cuando un deportista como Woods, que es el mejor pagado del mundo, por sus méritos, por supuesto, y porque mueve todo el dinero de las personas que le admiran y pagan por verle, los aficionados tienen derecho a saber a quién veneran, a quién presentan a sus hijos como espejo de vida y de futuro y por eso pueden y deben exigirle un comportamiento ejemplar, tanto dentro como fuera de los campos de golf.
CUATRO PUNTOS DEL CARNÉ, ADEMAS DE LOS DE SUTURA
Por lo pronto, Tiger, encerrado en su castillo, en el exclusivo centro residencial de Isleworth, en la ciudad de Windermere, al oeste de Orlando, desde cuyas ventanas seguirá viendo la boca de riego aplastada por su Cadillac Escalade a las 2,25 de la madrugada y el árbol del vecino contra el que terminó empotrando el lujoso vehículo, no tendrá que responder de ningún cargo policial y solamente deberá pagar una multa de 164 dólares -la boca de riego y la poda del árbol, si es necesaria, correrá a cargo del seguro- y, eso sí, perderá cuatro puntos por su extraño accidente.
Además, Tiger con la cara hecha un eccehomo renunció a jugar el torneo que él mismo organiza en California, el Chevron World Challenge y, en principio, no volverá a jugar hasta enero.
Las otras secuelas se irán viendo con el tiempo.