Estoy a punto de caramelo para tener que dejar el golf por culpa de los años y una espalda castigada por el deporte y la vida. Pero ha merecido la pena compartir con tantos y tan buenos amigos los torneos en los que he participado.
Cuando de la mano de mi compañero y periodista José Antonio Martín Mateos inicié la aventura del golf, tengo que confesar la falta de respeto que tenía hacia este deporte, del que pensaba que era exclusivo de zánganos capitalistas o de marquesitos del "pan pringao". A los ochenta años que cumplire en breve, confieso mi error y pido perdón hacia quienes -por privilegios que otorga la vida, y el golf es uno de ellos-, tienen, tenemos, la ocasión de pisar eso campos de Dios como antesalas de los eternos que nos espera, y en los que nos volveremos a encontrar tantos y tan buenos amigos con los que he compartido los de la tierra. A todos ellos les doy las gracias, porque, en más de una ocasión, han mirado para otro lado en los alivios, dropajes de sospechosa legalidad o en puntuaciones más generosas que merecidas.
Gracias de todo corazón compañeros del Club de Periodistas, de TVE y de Aesgolf. Para todos mi agradecimiento eterno.