(En la imagen, el equipo de Europa que consiguió la victoria en la Ryder Cup 2012. Foto cedida por Getty Images).
EUROPA SUPERÓ LA CRISIS Y GANÓ LA RYDER CUP (ROMANCE)
I
Desde el mago Ballesteros
siempre hay un español,
el “vascorro” por más señas,
que así el “Pisha” le apodó,
que tiene al aficionado
pegado al televisor.
Chema ha sido en este caso,
Olazábal, campeón,
el que sacó de la crisis,
aunque solo sea en el golf,
a este Viejo Continente
con más cuerda que un reloj.
Europa, que es un equipo,
solo cuando juega al golf
este año le ha sacado
a los yanquis la color,
amén de ganar la Copa
Ryder, como su creador,
el señor del gran invento,
toda una revolución
en el mundo del deporte
donde en juego está el honor.
II
América contra Europa,
con la pelota de golf
como símbolo del triunfo
que será para el mejor:
aquel que más birdies haga,
el que con mayor frescor
emboque la bola al hoyo
sin una vacilación.
Y fueron los europeos
en el año del Señor,
septiembre de dos mil doce,
y en Chicago, el poblachón
donde miles de personas
aprecian muy bien el golf,
los que birlaron la Copa
al mismísimo campeón
que la tenía ya ganada
al comenzar la edición.
III
Y es que los primeros días,
de dura competición,
América nos ganaba
sin ninguna compasión.
En los dobles nos dejaron
perdidos sin remisión,
o al menos eso creyeron
los rivales del copón.
Pero Seve con su espíritu
y Chema con su pasión
estuvieron bien al quite
para arreglar el horror
que sentíamos casi todos
al mirar el marcador.
IV
Pero ese domingo treinta
de septiembre el colofón
los doce de nuestra Europa
salieron del callejón
y no iban al patíbulo
sino al triunfo arrollador.
Empezó Donald la racha
y Bubba no tuvo opción.
Poulter, como Ballesteros
al publico enardeció
y pudo con el tal Simpson
que como Hommer, perdió.
McIlroy le hizo la cama
a Bradley, el nerviosón
y Rose dejó sin habla
hasta al zurdo Mickelsón.
Lawrie, “Don Chip” llamado,
a Snedeker arrasó
y Colsaerts, el rookie belga
fue el primero que cayó
no sin ponerlo difícil
a Johnson, Dustin actor.
Y Zach, el otro Johnson
nuevo punto consiguió
y los norteamericanos
soñaron de viva voz.
Pero allí estaba don Sergio,
el niño de Castellón
que con dos pases mágicos
a Furyk desarboló.
Dufner, mascatabacos
le ganó a Peter Hansón
-como dicen en la tele
acentuado en la ó-.
Y ya para terminar
los “malos” del pelotón:
Westwood pudo con Kuchar
y Kaymer cuando embocó
el putt en el dieciocho
para el trofeo campeón,
dejó a Stricker vencido
derrotado y perdedor.
Peor fue lo de Tiger
que cerró la procesión
de las bocas que callaron,
del silencio atronador
de las primeras jornadas,
afónicas de estupor,
al ver como aquel Tiger,
entre todos el mejor,
se quedaba sin sus garras,
sin su punto y sin su ardor
ante un italiano listo,
bajito y emprendedor.
V
Luego vinieron los besos,
y el minutito llorón,
los abrazos, los recuerdos
y el ratito de bajón.
Pero fue muy poco tiempo,
porque enseguida volvió
el ambiente campeón
totalmente merecido,
superado ya el temor
de una derrota anunciada
en la jornada anterior.
Y Sergio ganó su punto
y la bandera mostró,
la española por supuesto,
que España es una nación,
por más que les pese a aquellos
que solo tienen pendón.
Y el Pisha, que es malagueño,
al saberse vencedor,
se fumó su puro habano
fuera de competición.
A catar se suman todos
cuando el fruto está en sazón
y hasta Pepe, el gran culé
que ahora vive en Nueva York
se acercó hasta Chicago
y al capitán abrazó.
que estamos todos unidos
cuando hay capital “pa tós”.
VI
De acuerdo: no era la Roja
pero se le pareció
porque tuvo sus momentos
llenos de gran emoción.
Tiene más aficionados
el fútbol que nuestro golf
pero el deporte no entiende,
al corear al Campeón,
de pelotas, ni de palos,
ni de un driver y un balón.
No es tanta la diferencia
solo la “efe” posterior
que le falta al rey del fútbol
y es Su Majestad, el gol.
VI
El caso es que entre todos
logramos ver triunfador
a nuestro equipo europeo,
el del color azulón
con su bandera estrellada
como símbolo de unión,
como quería Ballesteros
y todo el pueblo español.
Porque el equipo europeo
dentro de dos años, dos,
quiere repetir hazaña
en la veterana Albión
concretamente en Gleneagles.
En Escocia, hasta con sol,
europeos y americanos
nos darán otra lección
de deporte, gallardía,
elegancia y pundonor.
Esperemos, como siempre,
que luego gane el mejor
y que el mejor vuelva a ser
el actual Campeón.
y VII
Y aquí se acaba una historia
que tiene su colofón:
esto es lo que perdimos,
madrileños y afición,
al no conseguir la Ryder,
tras hacer la petición,
para el dos mil dieciocho.
Pero la resolución
de tema tan importante
en París se apalancó.
París bien vale una Ryder
y Madrid se nos quedó
con la miel entre los labios
y sin pizca de sabor.
No la querían en Tres Cantos
los listillos de alcanfor
y entre dimes y directos,
hecha ya la petición
entre todos la matamos
y ella sola se murió.