El golf necesita un Rafa,
un golfista ganador
que igual que el tenista triunfe,
como el Nadal campeón,
en Montecarlo y vecinos
y auque se juegue al chinchón,
ninguno se le resista,
y el rival no tenga opción
para ganarle en la pista,
ni en esos campos de golf
donde sufren los hispanos
y juegan con la ilusión
de ganar premios y honores,
y darle mucha emoción
a los fans que les admiran
con todo su corazón.
Pero además necesita,
el golf para su expansión,
que también haya un Verdasco
que siga en competición
y que gane en Barcelona
en el Conde de Godó,
y que lo de Montecarlo
haya sido una excepción,
ante un Nadal que es maestro
de tenistas, vencedor.
Es bueno para el deporte
que en lugar de uno, dos
sean amigos y rivales
y reciban el clamor
de miles de aficionados,
más que miles, un millón.
Hay que animar desde aquí
a Sergio que es el mejor
de los golfistas actuales,
para que pierda el temor
a los putts de metro y medio
que le provocan dolor
y la pérdida de premios
que le hagan ganador
de uno de esos Grandes
que el personal con fragor
le reclama ya hace tiempo,
sin ninguna conclusión.
El público está dispuesto
a ir en manifestación
a pedirle a un santo amigo
que le dé la solución
a los problemas del putter
que Sergio tiene un montón.
Y si con Sergio, Alvarito,
que se apellida Quirós,
pudiera ganar un Grande,
sería una revelación
y habríamos conseguido
ponerle el colofón
al presente y al futuro
de este deporte del golf
que también tiene a Gonzalo,
a los Pablos, que son dos,
Larrazábal y Martín,
dispuestos a dar el do,
en cuanto el maestro diga
que cante ya el orfeón.
Porque un Rafa ya tenemos,
un jugador canarión,
Cabrera y Bello, apellidos,
que nos llaman la atención.
Quizás dentro de muy poco
se convierta en campeón
Y, mientras, vigila atento
el Pisha que no entregó
todavía la cuchara
y tiene mucho valor,
tanto que ya ha ganado
donde hay tanto calor
en Dubai, en el desierto,
jugando con mucho ardor
tanto que se quemaban
sus rivales en sazón.
Pero lo que clama a voces
el jugador español
es que se preocupe más
del golf la televisión,
pero no solo de pago,
sino de gratis visión.
Al menos los cuatro Grandes
y algún que otro mayor,
tienen derecho a ser vistos
por todita la afición,
para que puedan gozar,
lo mismo que el más jugón,
con las andanzas de Tiger
que es el mejor jugador
al margen de sus hazañas
en otros lechos de amor.
El golf, que ya es olímpico,
se merece una atención,
no el olímpico desprecio
que la tele le prestó
desde hace tanto tiempo
que no se guarda rencor.
Ya es la hora de exigir
de la tarta la porción
para que el Teledeporte
que a Seve ninguneó
le dé al santanderino
y al resto de la afición,
que tanto quiere al deporte,
una buena transmisión
que nos deje tan contentos
y nos dé satisfacción.