ROMANCE DE DON GONZALO Y EL NÚMERO 7
I
Algunos dicen que es ciencia
otros creen que es brujería;
y todos tienen razón
porque la numerología,
ya lo decía Pitágoras,
no es ninguna tontería:
la sabiduría popular
la utiliza ya a porfía,
mientras que solo los sabios
que emplean la Gematría,
cambian cifras por letras,
lo que es un galimatías.
II
Aunque no sea correcto
en la política de hoy día,
los números tienen sexo,
Pitágoras lo sabía:
los pares son femeninos
eso, según su teoría,
y también son negativos,
aunque muchas pensarían
que es una cuestión machista
y a pocas agradaría.
Los impares, sin embargo,
masculinos sí serían,
y positivos, por ende,
a pesar del que dirían.
III
En el caso de Gonzalo,
deportista de valía,
Fernández Castaño,
en su carné lo ponía.
Con el número siete
del periplo americano
el golfista se volvía.
Había estado siete años
y en Miami residía;
atrás quedaban las siete
victorias que conseguía
en el Circuito Europeo,
y siete años hacía
que no lograba vencer
en torneo de garantía;
pero fue llegar a España
y con un siete firmaría,
bajo el par, por supuesto,
la prueba que ganaría:
Campeonato de Madrid
es lo que se llevaría,
no es un Grande, desde luego,
pero, en toda categoría,
solo termina el primero,
aquel que lo merecía.
y siete años son muchos,
sin tener esa alegría.
IV
Y ya que hablamos del siete
hay que hablar de Lotería,
y del Gordo, por supuesto
¡Ay! ¿A quien le tocaría?
Al mismísimo Gonzalo,
porque en Córdoba la bella
un décimo compraría:
había estado de visita,
y de la mezquita salía,
cuando llegó una gitana
y la mano le leía:
señorito, veo en la raya
el futuro que le guía,
busque en el número siete
que la fortuna le sonría.
y V
Ni corto, ni perezoso
fue a comprar la lotería,
décimo de Navidad
que en un siete acabaría.
Y unas jornadas después
¡Qué suerte, que algarabía,
pues no termina en un siete
el décimo de Lotería!
Y si no le tocó el Gordo,
el reintegro sí tenía.
Otro motivo para creer:
el siete ¡qué valentía!
puede ser número fiel
y a triunfar le ayudaría;
porque tienen que volver
los torneos en que vencía
que no tardarán siete años,
sino siete meses… y un día.