Romance del Tigre de madera II: “Nunca debiste cruzar el Mississippi, forastero”
Tiger Woods está en una clínica del estado de Mississippi intentando ‘curar’ su adicción al sexo. Basilio Rogado glosa, en un nuevo romance, esta última ocurrencia del mejor golfista del mundo.

Tiger Woods está en una clínica del estado norteamericano de Mississippi intentando "curar" su adicción al sexo. Basilio Rogado glosa, en un nuevo romance, esta última ocurrencia del mejor golfista del mundo.
Era el Tigre de madera
el capricho de las nenas,
ninguna se resistía
fueran rubias o morenas
aunque él las prefería
mejor si yacían güeras,
no por tonto, ni racista,
que ninguna cosa era,
sino por diferenciar,
de una u otra manera
frente a su tez bronceada
la cara de una cualquiera.
No una sino mil veces
la jarra se llenó entera
y de tanto ir a la fuente
se salió por la encimera.
Y yendo del caño al coro,
aquello fue la repera
y al volver del coro al caño
no había ya quien no supiera
que Tiger enloquecido
la metía por dondequiera.
No le importaba ni el dónde,
ni el cómo, ni el cuando fuera;
el Tigre estaba salido,
no había quien lo detuviera.
Por eso Elin, decidida,
quiso enfrentarse a la fiera
y lo mandó al Mississipi
para cruzar la frontera.
a que curara el derroche
de su mala calavera:
Si te sales por las noches
hora es ya de que quisieras
hacer en casa lo mismo
que haces en las afueras.
Y si el único remedio
de que al sexo renunciaras
es acudir al galeno
para que tu sed curara,
ya sea en el Mississippi,
en Burgos o en Santa Clara,
ya te estás yendo deprisa
no vaya a ser que cerrara
al enterarse el doctor
de la clínica privada,
todo el follón que te sigue
y la que tienes montada.
Porque, al fin, ya no se sabe
si es vicio o es cosa rara
lo que Tiger, como hombre
tiene entrepiernas guardada.
Para sí muchos quisieran
la vida desordenada,
sexual y amorosamente
que el Tigre siempre llevaba.
¿Quién sabe cuál es la línea
entre exceso y la templanza?
¿Tres cada noche en la cama,
cinco o más si estás en guardia?
Eso es vicio, enfermedad,
o puro deseo de honrarla,
¡Cuántos hombres no quisieran
poder así levantarla
Sin necesidad de Cialis
ni de tomarse la Viagra!
Pero al Tigre, que es primero,
en casi todo lo que haga,
le mandan al Mississipi
para quitarle las ganas.
Y si al borracho le arreglan
en la clínica pagana
para que el whisky y el vino
nunca jamás lo probara
¿Qué pasará cuando Tiger
del hospital tenga el alta?
Después de tanto meter
¿Se quedará sin las ganas
Como si el niño Jesús
volviera a nacer mañana?
Y es que dieciocho días,
sin ni siquiera tocarla,
no lo aguanta ni un beato
y mucho menos un crápula.
¿Sabe bien Tiger que expone
a su pilila viajera
a quemarse en una pira
a crepitar en la hoguera?
Ni siquiera masturbarse
al Tigre le permitieran
y si es poco consuelo
hacerlo de esa manera,
menos decente es aún
la eutanasia eyaculera.
Si te matan el deseo
de enchufarla por doquiera,
no te arreglan la salud
te dejan hecho una mierda.
No debiste, forastero,
cruzar nunca la frontera
y al Mississippi que vayan
los que se acuestan solanas
y no se hacen ni una pera.
(En la imagen, el lago Itaska, lugar del nacimiento del Mississippi. Foto Archivo Wikimedia Commons).