Mi amigo Basilio Rogado, quien conoce parte de mis platos, me invita a que escriba algunos artículos más en esta página y, si lo considero oportuno, que acompañe alguna de las recetas de cocina publicadas “entre fogones y amigos”, libro escrito para nuestros colaboradores en PROIBINSA, amigos y familia. Intentaré seleccionar aquellas que entienda puedan ser de interés para ustedes, en definitiva, para las personas que suelan cocinar en casa. Les recuerdo que soy un simple aficionado a la cocina y que mis recetas admiten que cada cual las prepare a su propio gusto, eso sí, respetando la estructura de las mismas.
Después de mi artículo del pasado día ocho del presente mes, referente a “La Toja: golf y buena mesa en un marco incomparable”, hoy tengo el gusto de presentarme al lector de “golfinone.es” como aficionado al golf, conocido gourmet y cocinero de fines de semana y celebraciones especiales.
En el libro referido anteriormente, agradecía a mi familia y amigos haberme estimulado a cocinar para ellos. Con sus efusivas felicitaciones al final de cada almuerzo o cena por los platos servidos, fueron despertando en mí el compromiso de superarme y de ampliar el repertorio de mis propuestas culinarias, intentando mejorar día a día, en aras de complacerlos y, por qué no, sentirme satisfecho conmigo mismo.
Lógicamente, después de más de treinta años como profesional y empresario, celebré muchísimos almuerzos de trabajo en todos los restaurantes de prestigio de Madrid, cada uno con su estilo, donde comí excelentemente. Sin embargo, siempre sentí una debilidad, creo que justificada, por “Príncipe de Viana”, regentado por la familia Oyarbide, profesionales navarros de reconocido renombre, premio Nacional de Gastronomía y otros, pero el premio más importante, sin lugar a duda, es el reconocimiento de sus fieles clientes. La materia prima, elegida en los mejores lugares, ha sido el Norte de su establecimiento, aunque debo reconocer que el equilibrio y el rigor en la preparación de sus platos, siempre en el mismo punto, lo que no es fácil, le ha permitido destacar significativamente. Hoy en día, dirigido por Javier Oyarbide, heredero del buen hacer de sus padres y hermano Iñaki (excelente Maestro de la cocina), navega con rumbo firme hacia la calidad y el buen servicio, objetivo fundamental para él. Su equipo, tanto en la cocina como en la sala, son profesionales que llevan muchos años en la casa, personas con sobrado tacto y profesionalidad para satisfacer a los clientes más exigentes. No es posible salir defraudados de este santuario del buen comer y beber. Su bodega, por cierto, excelente.
En mis comentarios gastronómicos suelo tener presentes tres cosas: “que soy un simple aficionado, que cocino de acuerdo con mi gusto personal y que no pretendo compararme a los profesionales, a los que tanto admiro y respeto”.
Para disfrutar de una buena comida, entiendo que son necesarios dos requisitos básicos; un positivo estado anímico y que las personas que comparten nuestra mesa, sean afines a nosotros. Creo que hace algún tiempo escribí en algunas de mis notas algo así: “una comida en situación de incomodidad o preocupación, es una comida perdida, celebrada sin ilusión”.
Por tanto, si para disfrutar de una buena comida y buenos caldos, es indispensable sentirnos descargados de nuestros problemas, colguemos por unas horas nuestras preocupaciones en el perchero imaginario de la entrada de la casa y ocupémonos de disfrutar del momento. A la salida, si el menú y la sobremesa cumplieron nuestras expectativas, descolguemos nuestras preocupaciones, aunque seguro que nuestro ánimo nos permitirá afrontarlas de diferente manera. Si no es así, lo mejor es ir al Psiquiatra.
Los cocineros de siempre, salvando las excepciones, han sido poco reconocidos a lo largo de los años. Hoy en día, gracias a los medios de comunicación y a la expectación creada por los mismos, la consideración de estos profesionales es sobresaliente. A los más destacados e imaginativos, incluso se les atribuye el rango de Maestros Restauradores. Ya iba siendo hora de reconocerles su relevancia cultural y social. Al fin y al cabo, cocinar bien, bajo mi punto de vista, es un arte.
Se trata de personas imaginativas, a las que, los más mínimos detalles, tanto dentro como fuera de la cocina, motivan que su mente trabaje sin interrupción en la labor creativa de nuevas exquisiteces culinarias que ofrecer a sus clientes.
No obstante, que no nos falten las amas de casa, los cocineros menos mediáticos y hasta los aficionados, todos ellos tienen la capacidad de crear ambientes que motivan la buena relación y facilitan la convivencia entre las personas.
Debemos continuar restaurando, pero sin olvidarnos de cocinar. Que no decaiga el interés por los fogones o las cocinas modernas.
Un cordial saludo.
Oscar García Fernández
Presidente de Proibinsa Grupo
OSCAR GARCÍA FERNÁNDEZ
La sección de Golf y Gastronomía se enriquece con un nuevo colaborador: empresario de prestigio, buen golfista, gran cocinero y mejor persona. Les hablo de Oscar García Fernández, presidente de Proibinsa Grupo. Oscar, al que me enorgullece calificar de amigo, suma a sus cualidades profesionales, fuera de toda duda, las de ser un golfista con handicap de doble dígito, pero que podría ser de uno solo con un poco más de dedicación que la que su trabajo le permite; un excelente cocinero -aficionado, como él puntualiza siempre- y, además, un sobresaliente comunicador, como podrá comprobar el lector de golfinone.es.
Autor del libro “Entre fogones y amigos”, en el que ofrece solo una muestra de su arte culinario, con propuestas y recetas que se podrán conocer en esta web, junto con otras inéditas, Oscar García Fernández iniciÓ su colaboración con golfinone.es con un artículo sobre Galicia y, en concreto, sobre la Isla de la Toja, su paisaje, la gastronomía de la zona y, por supuesto, el Club de Golf. Y su primera colaboración con golinone.es fue solo un aperitivo. De ahora en adelante, Oscar seguirá escribiendo "a la carta". ¡Que ustedes saboreen sus artículos! Basilio Rogado.