Hola Tiger; adiós Daly

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Basilio Rogado se refiere al que parece regreso definitivo de Tiger y a la última espantada de John Daly, al que es mejor decir adiós.

Hay que dar la bienvenida a Tiger. (Ver información sobre su participación en el Emirates Australian Open en esta misma página). Un nuevo Woods parece haber regresado dos años después. Los aficionados le estábamos esperando. Cuestiones privadas al margen, Woods es necesario, por no decir fundamental, para el golf mundial. Bienvenido, pues, por su propio bien y porque el espectáculo debe continuar y la participación de Tiger Woods es un elemento imprescindible para que este deporte continúe su imparable ascensión en todo el mundo.
A la vez, desgraciadamente, hay que decir adiós a John Daly. Se acabó la época de un jugador que fue ganador del  PGA de 1991 y del Open Championship del 95, pero que empezó su irresistible caída con problemas con el alcohol y con escándalos permanentes en su vida personal que hasta le llevaron a tener problemas con la justicia.
En Austria, hace solo dos meses, se retiró del campo cuando faltaban tres hoyos porque un árbitro le penalizó tras hacer un dropaje inapropiado, delante de Miguel Ángel Jiménez, que era su compañero de partido. En aquella ocasión los árbitros del European Tour no tomaron medidas posteriores, quizás por el miedo a qué diran “los amigos americanos”.
Sin embargo, en esta ocasión, su desplante, con retirada incluida en el Emirates Australian Open, el mismo torneo que puede hacer volver a Tiger por donde solía antes de 2009, puede significar la desaparición de Daily del Circuito Australiano y, además, obligar a los organizadores de torneos en Europa, entre ellos los españoles, que no han parado de hacer reverencias a un jugador acabado y mal encarado, y al que hemos tenido que soportar en casi todos los torneos que se han disputado en España en los últimos años.
Daly fue penalizado en la primera ronda del torneo con dos golpes por jugar una bola equivocada en el bunker. En el hoyo siguiente, enfadado, envió siete bolas al agua y se retiró alegando que se había quedado sin bolas. Todo un ejemplo de comportamiento, con su hijo presente, ya que le acompaña a todos los torneos y no acude a ningún colegio de forma regular.
Si este no es el adiós definitivo de Daly, adicto ahora a los refrescos de Cola, como antes lo era al alcohol, no puede faltar mucho. Ya intentó retirarse hace unos meses, pero se retractó de su decisión. Adios a un jugador que, aunque tuvo momentos estelares, toda su aportación al mundo del golf serán sus malos modos y sus pantalones estridentes y horteras.

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