I
Está claro que García
que tiene un gran carrerón
no deja pasar un premio
sin que llame la atención
por una causa, o por otra,
pero siempre con tensión.
Un quítame allá esas pajas,
provocó una confusión
cuando Kooch, el sonriente,
un golfista muy grandón,
pero con fama de alegre,
caballero y bonachón,
se negó a dar una bola,
que, el “niño” de Castellón,
sin encomendarse a nadie,
en el hoyo no embocó
II
Que la bola estaba dada,
eso es cierto, sí señor,
pero el que tiene que darla
en ningún momento habló
y el que tiene que pedirlo
ni siquiera lo miró.
Deporte de caballeros,
eso dicen que es el golf,
pero más poderoso es
todo el dinero en cuestión.
Que son muchas las pesetas
-y yo les pido perdón
por hablarles de monedas
fuera de circulación-
que se juegan los golfistas
en cualquier competición
y es pedir peras al olmo,
porque no hay obligación,
que un compañero/rival
te regale una porción
de la parte que le toca
al verse ya ganador.
III
Está claro que García,
aquel “niño” de Borriol,
al fallar aquella bola
cometió un gran error,
un desliz de principiante
que ningún competidor
dejaría sin castigar
ni en un torneo menor.
En este caso concreto,
Sergio, el de Castellón,
un ciudadano del mundo,
que, como es lógico, pasa
poco tiempo en su región
-y una vez más, por si acaso
vuelvo a pedirles perdón
ya que ahora lo correcto,
y de política hablo,
aunque me joda un montón,
es quitar la ene final
al nombre de Castellón.
Porque así lo ha decidido
algún que otro mamón,
que se cisca en la historia
y en el idioma español-.
Insisto, Sergio García,
en esta propia ocasión,
no le echó más leña al fuego
y al término del follón,
proclamó a los cuatro vientos
que fue una equivocación.
IV
No hay que darle más vueltas,
si estuvo bien o si no,
Kuchar no le dio la bola;
Sergio se precipitó,
pero al final fue consciente
de que cometió un error.
Al margen de cualquier
otra consideración,
cuando uno se confunde
debe de pedir perdón.
Esta vez fue responsable,
algo en su mente cambió,
ha salido a la palestra
y ha zanjado la cuestión.
Aquí paz y después gloria…
¿qué vendrá a continuación?