Romance: elogio de un cincuentón apellidado Jiménez

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El pasado 5 de enero, Miguel Ángel Jiménez cumplió 50 años. Una onomástica tan redonda, bien merece un nuevo romance de Basilio Rogado.

 

 

(En la imagen, Miguel Ángel Jiménez, que el pasado cinco de enero, cumplió cincuenta años, es el protagonista del romance que le dedica Basilio Rogado. En la foto el Pisha cocina una paella durante el último Open de Andalucía.)

 

FELIZ CINCUENTA CUMPLEAÑOS

 

 

 

 

Es Jiménez y andaluz,

no es Curro, ni bandolero,

que se llama Miguel Ángel

como el arcángel eterno,

como el pintor de capillas,

genio del Renacimiento.

Es un buen embajador

que va por el mundo entero

derrochando su alegría,

jugando al golf con esmero

y poniendo a Andalucía,

en un arranque torero,

en medio del redondel

de este mundo traicionero.

 

 

 

II

 

 

A sus cincuenta castañas,

cumplidas en este enero,

el Pisha, que así le llama

hasta el mismo panadero,

está dispuesto a ganar

incluso al que va primero:

a Tiger, es un decir,

a Mickelson, o al lucero

del alba que se pusiera

delante del cincuenteno.

Ya es el más veterano

de los que ganan torneos

y este año quiere estar

en la Ryder con los buenos

para que Europa, esta vez,

gane en su propio terreno.

 

 

III

 

 

Ha pasado el cumpleaños

 revisando sus recuerdos

con sus amigos del alma,

y con otros compañeros,

antes de irse de viaje

a luchar por esos ruedos;

que aún le quedan redaños

para realizar sus sueños

y dar a los españoles

la alegría de nuevos premios.

 

 

IV

 

 

Para que lo sepan todos:

Andalucía, lo primero.

Y allí, en el campo andaluz,

no en trabajo de labriego,

sino de caddy andador

y de niño compañero

de algún que otro jugador,

se ganaba un buen dinero

para ayudar en su casa

y pagar así al tendero

cuyas viandas se comían

en menos que ladra un perro.

 

 

V

 

 

Claro que eran otros tiempos,

las diestras tenían dinero

y Miguel, más a la izquierda,

y, de por vida, rojero,

ha ido siempre por el orbe

y sin mirar al talego,

diciendo con voz altiva:

“El equipo que yo quiero

tiene bandera escarlata

y herramientas de por medio.

Aunque ahora el rojo,

el color que yo prefiero,

es el grana de Ferrari

que hace juego con mi pelo”.

 

 

VI

 

 

El mecánico le dicen

los del Circuito Europeo

porque le gustan los coches

más que el mar a un bucanero.

Pero cuando está en España,

los coches son lo de menos

porque el Pisha de Churriana,

como le llaman sus deudos

desde que era pequeño,

no ha cambiado el modelo

de persona, ni de pueblo.

 

 

VII

 

 

Sigue siendo el que antes era,

aunque no se piensa abuelo

y si al cumplir los cincuenta,

en el golf estás añejo,

igual que los buenos vinos

el Pisha en todo momento

sigue teniendo el aroma,

el sabor de los rockeros

que ganan con su talento

a los que son cañoneros

y que, gracias a su edad,

le sacan cuarenta metros.

 Porque cuando llega al green

y hay que medir el terreno,

los rivales se acojonan

y el Pisha la mete dentro.

Un nuevo triunfo del diablo

que sabe más por ser “viejo”:

la experiencia es un grado

que se gana con el tiempo.

 

 

VIII

 

 

La segunda juventud

que llegó con Ángel nuevo,

la rosa roja fragante

que inunda los cuatro vientos,

le hizo ganar en Hong Kong

su vigésimo torneo.

Precisión de relojero

tuvo el Pisha ya en diciembre,

cuando se quedó el primero

en ese premio de China

que le volvió al buen sendero,

justo un año después

del percance navideño,

de su caída en la nieve

que le tuvo en dique seco.

 

 

IX

 

 

Después de más de seis meses

y con duro entrenamiento,

Jiménez recuperó,

con su voluntad de hierro

todo lo que había perdido

esquiando, en un momento:

la alegría de vivir,

el vino, el puro y el cielo

le han abierto las puertas

a este golfista pionero

que empezó siendo caddy

y sigue en el candelero.

 

y X

 

¡Y que sea por mucho tiempo.

Que nosotros lo veremos!

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