¡¡¡¡¡MOURINHO QUÉDATE!!!!!

I
Lo había escrito el poeta:
del año era la estación
florida, por descontado,
-si lo sabía Calderón-,
el que montaba en la Barca,
no el del nombre anterior
al campo del Manzanares,
donde juega, triunfador,
un equipo rojiblanco
que utiliza el corazón
a falta de otros recursos,
de una mejor posición,
de riquezas sin medida,
o sea, todo un pastón
para invertirlo en el juego
donde el rey es el balón.
II
Del Madrid estamos hablando,
el de la Real condición,
el que debe ganar siempre
como exige la afición.
Nunca estaban satisfechos
con los triunfos a montón
que consiguen cada año,
siempre a golpe de talón.
Y llamaron a Mourinho,
la tabla de salvación,
que debía traer de Europa
la décima sensación.
III
Vamos a ganarlo todo,
decían con presunción:
tenemos un gran equipo
y al mejor entrenador:
ese que todo lo puede,
y que se llama “yo, yo, yo”.
Tienen moros y cristianos
en su grupo vencedor
y el hombre que los prepara
nunca antes fracasó.
Si acaso alguna derrota
le llegó de sopetón
siempre había algún culpable
al que achacarle el error.
El nunca se equivocaba,
y acorde con “su” razón
buscaba un chivo expiatorio
para salvar su actuación.
IV
Hasta que un día de enero,
o de otro mes posterior,
al portugués madridista
una idea se le ocurrió:
“Casillas ya no me vale
ya me lo imaginaba “yo”.
Por si la culpa es de Eva
por Adán lo cambio “yo”.
Y dicho y hecho, Mourinho
tomó aquella decisión
que provocó en el conjunto
toda una revolución.
El vestuario, rebelde,
con Pepe en la sedición,
aquel que era indiscutible,
fundamental defensor,
se convirtió de repente
en el suplente esquirol.
V
Y volvemos al principio,
a la florida estación
cuando llegó la visita
del equipo “segundón”,
“ese que nunca nos gana
y va a hacer un papelón
porque en nuestro Bernabéu
se va a quedar sin Copón”.
Los de la Plaza Castilla,
vikingos de convicción
miran con suficiencia,
y no sin cierta razón
a los de la otra orilla
al conjunto del colchón
que vive en el Manzanares,
un río que, con perdón,
sigue siendo un aprendiz,
parado sin subvención.
VI
Esperaba en su castillo
el equipo merengón.
La Copa del Rey quería,
era la última ocasión
de maquillar este año
y evitar la frustración
de dejar a la Cibeles
sin una celebración.
Pero allí estaba el Atleti,
de Madrid, el segundón,
mientras el conjunto blanco
presumía de afición,
de campo y de porterías,
con palos de contención
que hicieron de Casillas,
ya que el portero “traidor”
lleva tiempo en el banquillo
sin hacer un paradón,
por culpa del tal Mourinho
que no sabe que ha topado
con un muro, un paredón
que ha acabado con la historia
de ese Madrid campeón,
al que el hombre de Setúbal
metió en la confusión.
VI
Después de catorce años,
ese Atleti perdedor
se le ha subido a las barbas
al equipo ganador,
Ese que, un año tras otro,
dejaba sin ilusión
a los niños del Atleti,
a una gran afición
que veía desesperada
como se iba la ambición
a mitad de temporada,
como una alucinación.
VI
Hasta que llegó el gran Cholo
con todo su corazón
rojiblanco desde siempre
colchonero de adopción,
que no necesita apodos
ni especial designación,
ya que el “one” lleva fijado
en su apellido de honor:
Sime – one el que ha caído
desde Argentina, a cholón,
para ayudar al Atleti
a cantar el alirón.
Y en solo dos temporadas
-una y media, por favor-
ya le ha ganado tres Copas
y ha dejado sin dolor
esa leyenda de “pupas”
que llevaba la afición
desde hace tantos años
clavada en el corazón.
ESTRAMBOTE
Y gracias al Real Madrid
y a su campo de esplendor,
el Atleti ha renacido
con el Cholo de mentor.
Se le ha ganado la Copa,
del Rey, al que era mejor,
el rival que tantos años
sumió en desesperación
a todos los atletistas,
que en el mundo, muchos son.
Todo eso se ha acabado,
gracias al Cholo, señor,
y a su equipo que es un grupo,
todo un conjunto CAMPEÓN.
Algo puso de su parte
el Mourinho portugués,
el hombre del yo, yo, yo,
al que en nombre del Atleti
le hago una petición
¡MOURINHO, QUÉDATE!
Nos harás un gran favor.