Rahm (+4) venció a Tiger (+13) y Scheffler (-10) se puso la Chaqueta Verde

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Scottie Scheffler (-10), en la foto con la Chaqueta Verde, ganó el Masters de Augusta. Sergio García (+3) y Rahm (+4). El vasco derrotó, en la última ronda, a un cansado Tiger (+13).

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Scottie Scheffler (69, 67, 71 y 71), para un acumulado de -10, ganó el Masters de Augusta. Sergio García (+3) y Rahm (+4). El vasco derrotó, en la última ronda, a un cansado Tiger (+13). Scheffler tenía tres golpes de ventaja sobre Cameron Smith al iniciarse la cuarta jornada en la que compartían partido estelar y el norteamericano, que empezó con dos pares, mientras el australiano se le acercaba, se quitó los nervios con un birdie en el hoyo 3 que le sirvió para mantenerse en cabeza hasta el final. Incluso se permitió el «lujo» de acabar con un doble bogey en el hoyo 18, para terminar con -10 y tres golpes de ventaja sobre Rory McIlroy, que con un 64, la mejor tarjeta del domingo, se alzó con el segudo puesto.

Cameron Smith, que estuvo haciendo la goma, en un estira y afloja con el norteamericano hasta el hoyo 12, se fue al agua en el par tres y firmó un triple bogey que no solo le alejó de la cabeza, sino que le llevó, con un acumulado de -5 a la tercera posición, empatado con el irlandés Shane Lowry. La quinta posición (-4) fue para Collin Morikawa.

Scheffler, que arrebató a Jon Rahm el número 1 del ranking mundial hace dos semanas, ha logrado cuatro victorias en sus últimos seis torneos y se perfila como líder del golf mundial durante mucho tiempo. El de New Jersey, de 25 años, aunque estudiante de la Universidad de Texas, fue el único jugador que le ha ganado al Augusta National en las cuatro jornadas disputadas.

RAHM VENCIÓ A TIGER EN UN DUELO «DESCAFEINADO»

Descafeinado, pero duelo en la cumbre, aunque no era la del Masters 2022. Jon Rahm y Tiger Woods (+7) que empataban en el puesto 41, de 52 participantes, no tenían ninguna posibilidad de enfundarse la Chaqueta Verde -el Tigre de Cypress (California), por sexta vez y el León de Barrika para estrenarla-; sin embargo, el destino les llevó a jugar juntos en la última ronda del Masters.

Tiger y Jon Rahm tuvieron más seguidores que los partidos principales, sobre todo porque empezaron casi cuatro horas antes de que salieran los primeros al campo. Empezó bien Tiger que firmó un par y un birdie en los dos primeros hoyos, por un bogey y un par de Jon, pero un birdie del vasco en el hoyo 3 fue el comienzo de un enfrentamiento que no tuvo otro color que el de ver a Tiger sufrir hasta llegar al 18, con claros síntomas de cansancio, pero con la satisfacción del deber cumplido, quince meses después de su grave accidente.

Al final, Rahm (74, 72, 77 y 69) se impuso a un Tiger vencido, pero no desanimado. Jon jugó su mejor golf de toda la semana y, aunque derrotó al ex número 1 del mundo, no superó al mejor Tiger, sino a un jugador que se vació fisicamente y que bastante hizo con aguantar de pie los 72 hoyos, durante cuatro días, del Augusta National.

En cuanto a Sergio García, que parece tener la autoestima en horas bajas, su puesto en la clasificación fue (+3) el 23. Sergio, cuyas declaraciones posteriores tras su segunda vuelta dejaban poco espacio para la esperanza: «ahora me toca sufrir otros dos días», aseguraba, sigue con la misma actitud poco positiva, por no decir negativa, tras su vuelta del sábado. Con cuatro tarjetas de 72, 74, 74 y 71 golpes, el de Castellón parece conformarse con su suerte. De ahí el colofón a sus palabras posteriores a su tercera vuelta: «pero… es lo que hay».

EL REGRESO DEL TIGRE

En el primer Major del año, la noticia del regreso de Tiger a la competición era la más importante. Y lo sigue siendo, a pesar de que los mejores jugadores del mundo compiten por ganar este Grande tan prestigioso, por lo menos, como The Open, aunque hay quien prefiere el torneo británico; sin embargo, la atracción del Masters es incomparable con la de ninguno de los otres tres Majors del calendario y si está Tiger por medio, ni se discute. Solo hay que ver la cantidad de público que congrega a su alrededor y las sensaciones de sus golpes que levantan a los espectadores de sus asientos, incluso cuando están en el sillón de su casa.

Con 2.700.000$ para el ganador, amén del prestigio que supone el título, es tanto el dinero que se reparte en premios -15.000.000$-, que ni siquiera figura la cantidad en la web del PGA Tour; eso sí, la cifra aparece en el resto de los torneos que se celebran durante todo el año.

Casi sobresaliente, la nota de Tiger -en tiempos en los que se puede pasar de un curso a otro con asignaturas pendientes- tras su primer partido de 18 hoyos, después de quince meses en el dique seco y, a punto de perder una pierna; no es sobresaliente cum laude porque había que esperar al resto de las jornadas que faltaban por disputar. Pero su actitud en el campo, sus magníficos golpes, su décima posición, empatado con otros ocho jugadores, tras su tarjeta (-1) del jueves, cuando solo dieciocho han podido ganarle al campo, demuestran que estamos ante un prodigio de la naturaleza, pase lo que pase a partir de ahora. La vida personal de Tiger puede haber tenido altibajos, pero en la faceta deportiva lo de Woods es para quitarse el sombrero.

El caso es que, en la segunda jornada, por el fuerte viento, o las causas que fueran Tiger empezó con mal pie, y sus notas no llegaron al aprobado hasta el hoyo 8, cuando firmó su primer birdie, después de sumar bogeys en los hoyos 1, 3, 4 y 5. Resultado, un 39 (+3) en los primeros nueve; en la segunda parte, al birdie del 10 se sumaron los del 13 y 14, aunque tuvieron la contrapartida del 11 y el 12, con sendos bogeys. Pero Tiger terminó su segunda jornada, con la misma fuerza que la primera, teniendo en cuenta sus circunstancias físicas. Al final, 71, 74 y un +1 que le deja empatado, con otros tres jugadores, en el puesto 19; detrás de los 18 que pudieron ganarle al campo después de dos jornadas. Está muy lejos de la victoria, pero también se podría apostar por un puesto en el top ten, lo que ya sería mucho pedir.

Y la tercera jornada para el Tigre fue aún peor. Es verdad que el fuerte viento y el frío -menos de diez grados, pero con sensación térmica de cuatro o cino- han podido mermarle sus facultades físicas. Hay momentos, incluso, en los que se le aprecia una ligera cojera de su pierna derecha y, especialmente se nota el esfuerzo que debe de hacer para mirar las caídas en los greenes, con una postura poco adecuada para la visión, pero obligatoria por sus problemas físicos.

A falta de una ronda 71, 74, 78) fue la peor de todas, Tiger cayó hasta el puesto 41 (+7) donde coincidía con otros tres jugadores, uno de ellos Jon Rahm, con el que jugó el domingo 10 de abril. Mucha expectación creó este partido que dependía del estado físico del Tigre para convertirse en el verdadero espectáculo del último día del Masters. Y lo fue a medias porque el Tigre empezó mejor que el León, pero su final fue mucjo peor: 69 golpes para el español, y otros 78, como en la tercera vuelta, para Woods. No hubo color; ahora, a esperar la total mejoría del californiano.

MUCHAS FIGURAS FUERA DEL FIN DE SEMANA

El corte del torneo se estableció el viernes 8 en +4, y lo superaron solo 52 jugadores; fuera del fin de semana se quedaron nombres de tanta importancia como Jordan Spieth, que volvió a firmar un 7 después de irse al agua ¡¡¡dos veces!!! en el corte par 3 del hoyo 12. Este hoyo, en el centro del Amen Corner sigue siendo su Némesis ya que no levanta cabeza del todo, desde que perdió el Masters en una situación similar y se lo «regaló» a Danny Willet, en 2016.

Tampoco estarán el fin de semana Bryson DeChambeau, que sigue teniendo problemas en la muñeca izquierda, donde tiene una lesión de la que posiblemente tendrá que operarse, que se le produjo al caerse mientras jugaba al ¡¡¡ping pong!!! con Sergio García. A DeChambeau le acompañarán en el «destierro del finde», Brooks Koepka, Xander Schauffele, Justin Rose y Francesco Molinari, entre otros no menos conocidos.

CRÓNICAS PREVIAS: LAS PREDICCIONES DEL SABIO CHEMA

La ronda del viernes del primer Major del año no pudo ser peor para los jugadores que no jugaron por la tarde. Durante la mañana, el viento se llevó volando las ilusiones de muchos jugadores de renombre que se quedaron fuera del fin de semana, pero ayudó a los que terminaron los últimos hoyos sin un viento programado por los expertos del tiempo, pero desmentido por el propio Chema Olazábal que aseguró: «esta tarde, a última hora, el viento amainará». Y en eso, el «vascorro», como le llama cariñosamente «El Pisha» fue, desgraciadamente, en lo único que acertó ya que Olazábal, con el peso de sus dos Chaquetas Verdes (1994 y 9) los 56 años y la lesión en un brazo, «una tendinitis con bursitis» que no le deja entrenar bien, le hicieron caer (77, 84) con un acumulado de +17 hasta la penúltima posición de la tabla., tras terminar con un 8 en el par 4 del hoyo 18.

El caso es que quien supo aprovechar la calma casi «chicha» del atardecer en el Augusta National fue Scottie Scheffler; el de New Jersey, aunque estudiante en la Universidad de Texas, que ha ganado tres de los últimos cinco torneos que ha disputado en el PGA Tour, está en la mejor de las disposiciones para enfundarse la Chaqueta Verde, a sus 25 años.

Si, si, faltan 36 hoyos y el golf es el golf y la madre… pero tal y como está jugando y con cinco golpes de ventaja sobre sus perseguidores, se podría apostar por la victoria del ciudadano. Sin embargo, ya se sabe que, aquí también, aunque no haya animales -no personas- en el campo de golf, hasta el rabo, todo es toro.

En cualquier caso, se puede apostar por Scheffler, que es Número 1 del ranking mundial tras arrebatárselo hace dos semanas a Jon Rahm, después de vencer en el Campeonato del Mundo de Texas, pero tampoco hay que olvidar a algunos de los cuatro jugadores que le amenazan, aunque sea desde la distancia de cinco golpes. En segunda posición (-3) empatan: Charl Schwartzel, Sungjae Im, Shane Lowry e Hideki Matsuyama, ganador en 2021.

No se puede decir que Jon Rahm y Sergio García hayan comenzado mal en esta edición del Masters de Augusta; pero tampoco bien. Lo que sucede es que en un Major, empezar bien no significa que vayas a ganar, pero si lo haces regular, o tirando a mal, el trabajo que te queda para las dos últimas jornadas es más complicado todavía, entre otras cosas, no solo por la distancia que tienes que salvar, que en el caso de los dos españoles es de ¡¡¡diez golpes!!! sino porque, entre medias, hay muchos jugaores que tampoco son mancos.

Descartado Chema, como era lo normal, igual que no se cuenta con el resto de los veteranos, ya que ni Bernhard Langer ha pasado el corte, ni con los amateurs, ninguno de los cuales estará el fin de semana, Jon y Sergio (+2) empatan en el puesto 23 donde cohabitan con una quincena de jugadores entre los que se encuentran Rory McIlroy, Bubba Watson, Lee Westwood y Tony Finau.

Jon Rahm es el único de los tres españoles participantes en el Masters de Augusta (7-10 abril) que no ha estrenado la Chaqueta Verde y sus ganas de vestirse con la Chaqueta le han jugado una mala pasada en forma de 74 y 72 golpes, dos más del par del Augusta National y a diez golpes del líder. Creo que tendrá que dejarlo para una mejor ocasión, igual que Sergio García, cuyas declaraciones posteriores a su segunda vuelta dejan poco espacio para la esperanza: «ahora me toca sufrir otros dos días». No es la mejor actitud para afrontar las jornadas del fin de semana, sobre todo, después de haber firmado un siete (triple boggey) en el par 4 del hoyo 11, tras irse al agua, con poca fortuna, es verdad, con el tercer golpe. A partir de ese momento, el de Castellón, en lugar de hundirse mentalmente, terminó la vuelta con dos magníficos birdies, en los hoyos 17 y 18, que no están acostumbrados a ceder golpes a los jugadores. Pero… es lo que hay.

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