Romance: cuando pierden (NO) dan la mano
Los últimos acontecimientos deportivos pasan por el permanente cabreo del Real Madrid cuando pierde o empata, algo que, según los madridistas, siempre tan modestos, no debería pasar nunca. Por eso, Basilio Rogado les escribe un romance
I
Al perder darse la mano
es costumbre entre golfistas
no parece ser igual
entre algunos futbolistas
que cuando pierden o empatan
quieren ser protagonistas
aunque sean negativas
sus acciones derrotistas.
II
Viene a cuento este trajín
porque son los madridistas
los únicos en el mundo,
unos falsos optimistas
que siempre quieren ganar,
aunque sean anestesistas
los técnicos del banquillo
-como los ilusionistas-,
que duermen a la afición
sacando a los reservistas
del fondo de la chistera,
para obtener, imprevistas
situaciones conflictivas,
para, de forma egoísta,
culpar siempre al empedrado,
callar a los periodistas
y no tener que explicar
decisiones partidistas
que tendrían que aclarar
al conceder entrevistas.
III
Solo vale la victoria
para estos arribistas
que sonríen para dentro,
no son nada deportistas
y para ellos el himno
“cuando pierden dan la mano”
es pura teoría animista:
los cuerpos caen por sí solos
y para ellos, tan artistas,
el himno es otro cantar
más propio de derrotistas
que de los tiempos que corren:
la época imperialista,
que tiene a don Florentino
como el mayor idealista
y a don Plácido Domingo,
esa voz que los conquista,
que, como es un gran señor
y, seguro, que, realista,
no comulga con acciones
que resultan integristas.
IV
Los árbitros se la sudan
a don Mou, el paracaidista,
y los tiene entre las cejas
pues son unos conformistas
que deben solo pitar
al equipo antagonista.
¿Cómo se atreve un trencilla
que no anda bien de la vista
echar al señor Mourinho
que es el mayor hedonista,
el que procura el placer
a la masa merenguista?
¿Cómo puede un “arbitrucho”
castigar a un organista,
a un jugador millonario,
y hasta echarle de la pista
por insultar a su madre.
¿Y si fuera una ministra
la que parió al “referee”
y mandara a sufragistas
a defender a su hijo
de insultos tan intimistas?
V
A don Mou le gustarían
los árbitros absentistas
que solo pitaran faltas
de los once de otra lista.
Y cuando alguno pretende,
con actitud de alpinista,
subírsele hasta las barbas
al portugués camelista,
todas las fuerzas ocultas
y los males mundialistas
caerán sobre el atrevido
que ha ofendido al alienista.
y VI
Hay que ganar por “cojones”
dicen los animalistas
que perder es de cobardes
y de gentes pesimistas.
Pero si ganan la Liga
porque el Barça no resista,
pueden perder la decena
en su guerra europeísta,
que los árbitros de allí
no se las dan de tanguistas
y no dejarán de echar
a todos los camorristas
que se la quieran armar
por pitar lo que a la vista
para unos es verdad
y para otros tiene aristas,
ya que según el cristal
y sus formas coloristas,
nada es verdad ni es mentira:
todos son centrocampistas
MORALEJA
Porque hay que saber ganar
y no ser paternalistas;
pero hay que saber perder
sin hacerse victimistas.