Scottsdale, día 4: Scheffler se estrena; Rahm (-12), décimo; Ortiz -hoyo en uno- arma la de San Quintín
Scottie Scheffler ganó su primer torneo del PGA Tour al vencer, en play off, a Patrick Cantlay, en el WM Phoenix Open. Jon Rahm (-12) acabó décimo. Carlos Ortiz, en la foto, hizo otro hoyo en uno.

(En la imagen, el mexicano Carlos Ortiz tras hacer hoyo en uno, en el 16, par 3, el hoyo estadio de Scottsdale, en la cuarta y última jornada, el domingo 13 de febrero. Bajo estas líneas, Sam Ryder inmediatamente después de dar su golpe con el wedge, el sábado 12, en el mismo hoyo estadio, donde 30.000 personas desataron su euforia lanzando decenas de botellas de agua al green, tras el hoyo en 1 del norteamericano).
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Scottie Scheffler ganó su primer torneo del PGA Tour al vencer, en play off, a Patrick Cantlay, en el WM Phoenix Open. Gran remontada de Jon Rahm (-12) que acabó décimo. Scheffler necesitó tres hoyos del desempate, el 18, par 4, para firmar un birdie desde más de cinco metros y ganarle así a Patrick Cantlay, con el que había empatado (-16) al final de la prueba.
La cuarta jornada del WM Phoenix Open, fue una pugna permanente entre Sahith Theegala, Scottie Scheffler, Patrick Cantlay, Brooks Koepka y Xander Schauffele. Theegala, el rookie californiano fue en cabeza durante la mayor parte de la ronda definitiva, el domingo 13 de febrero, y solo un mal bote de su bola de salida, en el green del 17, que se marchó al agua, freno el posible triunfo de un Theegala que dio una sensación de madurez, impropia de sus 24 años, sobre todo en un partido estelar -con Koepka y Scheffler- en una última ronda y en un torneo tan importante como el de Arizona. Koepka defendía el título, que ya había ganado antes, en 2015, en este torneo que repartía un total de 8.200.000 $.
El caso es que ese penúltimo hoyo, en el que Theegala firmó un bogey, le llevó a terminar (-15) en la tercera posición, empatado con Koepka y Schauffele que ya se habían despedido del triunfo hoyos antes. Al final, quedaron Cantlay y Scheffler para disputar un play off que Scheffler había concedido a Cantlay, al fallar un putt de metro y medio para birdie en el hoyo 18, último del día, lo que le hubiera permitido ganar sin necesidad de acudir al desempate.
El de New Jersey, de 25 años, que ya llevaba rondando el triunfo desde hacía tiempo, se resarció en el green de ese mismo hoyo 18, al embocar, en el tercer hoyo del play off, un putt de seis metros, mientras Cantlay fallaba el suyo de tres.
Total, un triunfo merecido, que deja a un hombre de 25 años feliz, y al rookie Theegala llorando una derrota que debería saberle a gloria, en lugar de provocarle las lágrimas que no pudo contener al reunierse con su familia al terminar el torneo.
BUENA REMONTADA DE JON RAHM
Aunque el golf es impredecible, como casi todos los deportes, la victoria de Jon Rahm en esta edición 2022 del WM Phoenix Open, estuvo fuera del alcance de Jon Rahm desde el principio de la prueba. Con cuatro tarjetas de 67, 70, 68 y 67 golpes, y un acumulado de -12, el español acabó décimo, empatado con el inglés Matthew Fitzpatrick y los norteamericanos Patton Kizzire y Keith Mitchell, a 6 golpes de la cabeza.
Rahm no ha tenido fortuna esta semana; con problemas desde el tee de salida y lejos de las banderas con los segundos golpes, el putt tampoco le acompañó durante las tres primeras jornadas que le dejaron en la vigésima plaza muy lejos del triunfo. A pesar de no haber encontrado su mejor forma, sus cinco golpes bajo el par del domingo, le hicieron subir hasta el top ten y en esa décima plaza empatado, lograr un objetivo que ya es como su seña de identidad: el español lleva 59 torneos del PGA finalizando en el top ten, y eso le permite conservar su liderato mundial, en el que ya lleva 39 semanas.
RAHM, CERCA DE SU CASA, LEJOS DEL TRIUNFO
Rahm afrontaba este torneo de Phoenix sin haberse tenido que mover mucho desde su domicilio, ya que el vive en Arizona, cerca del TPC Scottsdale, donde no había ganado nunca, aunque en esta ocasión era, como siempre uno de los favoritos. Sin embargo, no logró su objetivo de acabar en la quinta plaza, que es su mejor resultado en Phoenix, donde lo consiguió en su primera presencia en Scottsdale, en 2015, cuando todavía era amateur. Esta era la séptima vez que jugaba en “su casa”, ya que no solo vive allí, sino que estudió en la Universidad de Arizona State.
Jon no estuvo cómodo en un campo que conoce muy bien; quizás por la confianza, al encontrarse tan cerca de los suyos, o quizás la responsabilidad, el caso es que el español llegaba a Scottsdale, como número 1 del mundo y aunque conserva su posición de privilegio, no estuvo a la altura de su juego, hasta la firma del 67 de la última ronda, una cifra de cinco bajo el par del campo, que le igualaba a los dos jugadores que empataron en cabeza.
En el hoyo Stadium, el par 3 del 16 de Scottsdale donde los aficionados animan o abuchean a los jugadores, según les venga en gana y, por supuesto, según sean los resultados, y la carga de cerveza que lleven encima, Rahm firmó cuatro pares. Precisamente allí donde los fans/hinchas se lo pasan en grande, en esta ocasión, para el Rahmbo de Barrika no fueron una ayuda, sino todo lo contrario.
Rahm, que el año pasado acabó decimotercero era el único español en liza; Sergio García, al margen de su baja forma al comienzo del año, no parece ser muy dado a torneos como este donde los hinchas campan a sus anchas por el campo y, sobre todo, en el hoyo 16.
En el tee de salida del TPC Scottsdale estaban, además del vasco, cinco jugadores dentro del top ten del ranking mundial: Viktor Hovland (3), Patrick Cantlay (2), Justin Thomas (7) e Hideki Matsuyama (10), de los cuales, el noruego, reciente ganador en Dubai, es el único que no pasó el corte, establecido en -2 y que superaron 67 jugadores,
Otros famosos que no pasaron al fin de semana fueron, Rickie Fowler -que jugó las dos primeras rondas con Rahm-, Tony Finau, Matt Kuchar y Harold Varner III, que venía de ganar el Saudi International la pasada semana. Cosas del golf y la madre que lo parió.
EUFORIA MAL ENTENDIDA EN EL HOYO 16

Sam Ryder desató la euforia de los aficionados al hacer hoyo en 1 en el 16, en la tercera jornada de WM Phoenix Open. El norteamericano, nacido en Florida hace 32 años, y sin ninguna victoria en el PGA Tour, provocó tal alboroto entre los 30.000 aficionados que llenan diariamente el estadio del par tres, hoyo 16, de Scottsdale, que no tuvieron otra idea que lanzar botellas de agua al green y sus alrededores. Y menos mal que las tiraron abiertas, aunque no había peligro alguno porque el green estaba vacío. Los empleados del campo tuvieron que emplear cerca de media hora en limpiar de botellas todo el espacio. Fueron tan eficaces como deben de ser los trabajadores de la Waste Management -la empresa de tratamiento y reciclaje de residuos que patrocina el torneo- ya que hicieron su labor rápida y «limpiamente».
Ryder, con un apellido predestinado para jugar al golf, es el 129 de la FedEx Cup y el 261 del mundo. A pesar de su hoyo en 1 en la tercera jornada, firmó una tarjeta de 71 golpes, el par del campo, y figura (-6) empatado en el puesto 29.
CARLOS ORTIZ ARMÓ LA DE SAN QUINTÍN
Desde luego no hay comparación posible porque la que se armó en la localidad francesa de San Quintin, en agosto de 1557, en tiempos de Felipe II, no tiene nada que ver con lo que sucedió el fin de semana en Scottsdale, pero ahí ha quedado la frase para definir situaciones tan desafortunadas como las protagonizadas por los espectadores en elhoyo 16, par tres, el hoyo estadio, del campo de Phoenix.
Si ya había sido un escándalo el lanzamiento de botellines de agua al green del 16, tras el hoyo en uno de Sam Ryder, el sábado 12, lo sucedido el domingo, cuando al mexicano Carlos Ortiz, se le ocurrió la feliz idea de repetir el hoyo en uno de Ryder, en la ronda final, pasó de lo que podía haberse quedado en una euforia mal entendida, a convertirse en vandalismo.
Cuando la bola entró en el hoyo, del primer golpe de Ortiz, los aficionados empezaron a lanzar latas de cerveza y todo tipo de objetos al green del 16, y los voluntarios que estaban por la zona tuvieron que salir huyendo. Y todo continuó incluso después de llegar los jugadores al green, hasta el punto de que uno de los botellines estuvo a punto de alcanzar al propio Ortiz.
La euforia está bien, pero el vandalismo no se puede consentir. (Ver más información en esta misma página web).